Si hace unas tres temporadas nos maravillábamos de lo poco que habían pasado los años para los ya más que creciditos chicos de Superchunk, ahora sacan las arrugas y heridas de guerra. «Majesty Shredding», quizá propulsado por la excitación de un nuevo comienzo, era un disco de ese pop-punk melódico pero rabioso que siempre había caracterizado a la banda más influyente de la escena de Chapell Hill. Algo había ganado camino el pop, pero ese es un destino hacia el que ya iban en su trayectoria previa.
Ahora, afectados por avatares más propios de la gente de cierta edad (básicamente la repentina y prematura muerte de amigos) afrontan una pequeña crisis de los 50 por adelantado. En cierto modo, Superchunk recuperan el «angst», sólo que es uno mucho más reflexivo y reflejan así tanto la frustración («I hate music, What is it worth? Can’t bring anyone back to this earth») como el optimismo y la celebración de la vida como única salida posible («Some people got through life, all they see is red lights. But we don’t wanna live like that Get tired of getting tried»).
De modo que tenemos un disco variado en detrimento de la marca Superchunk más clásica que sin embargo sí encuentra su sitio en el indie-rock abrasivo de «Void» o en una «FOH» más propia del sonido electrizante y limpio de su entrega previa. Se contarían entre lo más salvaje del conjunto si no fuera porque han querido sorprender con un número hardcore como «Staying Home», divertido aunque tan descolgado del conjunto como una versión de Minor Threat en un disco pop.
Consideraciones de estilo al margen, si hay un tema que, por encima de todos, justifica el disco ese es «Low F», en el que dan una lección de rock alternativo atemporal, tan en sintonía con los 90 como podría ser pilar central de un disco de Yuck o Pains of Being Pure at Heart. Si nunca fue un secreto su liderazgo en esto del guitarreo y la melodía, quizá hasta ahora no se habían atrevido tanto a desarrollarlo en tempos más relajados y el resultado es radiante.
Más momentos así harían falta a un disco que huele un poco a ocaso, a sensaciones agradables sin demasiada pegada como las que nos regala «Trees of Barcelona» con cierto toque a lo The Gaslight Anthem o la perezosa «Out of the Sun», atardecer power-pop. Porque si hay un estilo que se infiltra en «I Hate Music» es el power-pop, con colegas y contemporáneos desde Teenage Fanclub hasta Redd Kross como protagonistas morales. Así «Me & You & Jackie Mittoo» con sus teclados, pondría la cara más rockera y clásica de esto, en «Breaking Down» combinarían a Dinosaur Jr. con el poder de los coros y no me avergüenza decir que «Your Theme» encuentra su destello de genialidad en un simple «papa-pararará».
Finalizarán este disco intimista, siempre desde el directo punto de vista de la banda, con una sorprendente «What Can We Do», positivista epílogo en clave de Yo La Tengo, con sintéticas orquestaciones incluidas. La conclusión es que es imposible enfadarse con Superchunk, su desmarcada personalidad lo impide. Y es que «I Hate Music» es tan entrañable como cualquier otro capítulo de Superchunk, pero contiene pocos momentos a la altura de una trayectoria plagada de infecciosos hits subterráneos. Es un asunto de botella medio vacía o medio llena. Nos conformamos sin problema, pero con el pequeño regusto amargo de saber que son capaces de más.