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Smashing Pumpkins – Monuments to an Elegy

Smashing Pumpkins - Monuments to an Elegy portada
BMG, 2014
Banda: Billy Corgan, Jeff Schroeder, Tommy Lee

Géneros: ,

6.7

Cuando un grupo ha marcado tanto a una generación como The Smashing Pumpkins y posteriormente ha decepcionado igualmente en una espiral de degradación que ha tocado tanto a su inspiración como a sus formaciones, es fácil que las opiniones se polaricen. Yo fui el primer crítico de aquella banda que tanto me impactó un día y de aquel compositor, Billy Corgan, al que admiré profundamente. Eso no me impide analizar «Monuments to An Elegy» en clave positiva.

Porque sí, la enésima obra de Billy Corgan y sus muñecos (un dato: sólo repite el guitarrista de la formación del anterior disco) ofrece por lo menos una escucha agradable. Y me da igual que Tommy Lee toque la batería y no lo note nadie, me da igual que haya más sintes que en Oceania cuando a mí me gustan las guitarras y me da igual que la voz de Corgan hoy en día sea más irritante. ¿Y qué, si «Being Beige» suena al pop confortable Zwan o podría estar en un disco de Coldplay? ¿Y qué, si la apertura de «Tiberius» parece un guiño facilón a la de «Today», resultando en la más odiosa comparación?

Pese a la escasa y acertada duración en torno a los 30 minutos sí que hay algo que sobra claramente, tanto por estilo como por estándares de calidad. Se trata del funk sintético de «Anaise!», uno de esos temas que sólo el ego de Billy Corgan puede hacerle creer que merece ser grabado. Es verdad, hay cosas que asustarán a cualquier rockero, como esa horterada 80’s meets Muse que es «Run2me». Tampoco le va a la zaga «Dorian», con una resultona base y una de las líneas vocales más perezosas de los últimos tiempos.

Es fácil acordarse de aquel funesto «TheFutureEmbrace» pero lo cierto es que en pequeñas dosis y alternados con números de rock saturado como «Monuments», que podría ser la réplica con teclados al rock facilón de Royal Blood, la cosa tiene un pase. Como de costumbre, los viejos tiempos son demasiado viejos y los mejores momentos recordarán a «Machina». Es el caso tanto de la colorista «Drum+Fife» como de la negruzca «One and All», riffs destructores como principal argumento para que un fan antiguo se acerque al disco.

Si «Oceania» parecía un intento por ofrecer al fan algo de ese rock alternativo que tanto echaba de menos, «Monuments to an Elegy» suena a Corgan pasándoselo mucho mejor. El resultado es un disco del que no nos enorgulleceríamos de tener en nuestra estantería, pero que se escucha de un plumazo y se disfruta. Y cuando terminamos de escuchar «Anti-Hero», ese himno que mezcla sin ningún rubor riffazos y sintetizadores, pensamos que la figura del hater sobra cada día más. Tómalos o déjalos pero raro será que los Smashing Pumpkins del futuro vayan a ofrecer algo mejor que esto.

 

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1 de enero de 2014