Las cosas tienen su final, unos son abruptos y complejos y otros meditados y simples. Este último parece ser el caso de Simca, banda vizcaína que ha decidido dejar la música sin hacer mucho ruido. Es más, a sabiendas de que sería su despedida se han metido al estudio a registar un último EP titulado escuetamente «Agur». Y a tenor del resultado, se habrán ido contentos.
El cuarteto, asentado desde hace unos años pero que ha pasado por cambios importantes de alineación, practica en este EP un poco lo de siempre. Una mezcla de sonidos que alcanzaron su punto de ignición en los 90; el grunge, el post-hardcore, el indie-rock… velocidad punk-rockera, asaltos directos pero con algún punto instrumental más sofisticado, espíritu melódico pero con la aspereza de Washington ganando la batalla a la placidez de California. Y también, como no, mirado en el espejo de bandas nacionales que hicieron brillar un sonido parecido, como Aina, los últimos No More Lies o G.A.S. Drummers.
Se trata de 6 temas y 6 aciertos. Desde el comienzo de «Aloña» con ese riff en vaivén y esa voz de garganta forzada, medios que transmiten esa enérgica mezcla de rabia y bienestar tan especial. Y es temas como «Game Over» o «New Dawn» son perfectos recipientes de esa fuerza crujiente del post-hardcore, en su vertiente más directa. En estos últimos temas, la banda tampoco se va por las ramas, si acaso arropa sus melodías con algún que otro coro. Así sucede en la segunda de las citadas, dónde hay incluso ecos de Pearl Jam, entendidos dentro de su natural urgencia, claro.
Y es que tal vez esta vez sea cuando el cuarteto se acerque más a las tonalidades de Seattle. «Stalingrad» parece todo un homenaje a «Smells Like Teen Spirit», al menos en su sección rítmica, con alguno de los antecedentes de Nirvana sobrevolando, claro (Hüsker Dü, Pixies…). En cuanto a «Circular Road», es la más reposada del sexteto y puede atragantarse fácilmente por lo crudo de su apartado vocal. La menos instantánea, pero que sin duda gana enteros según avanza a su catarsis final.
El EP se cierra con un tema en el que consiguen una brillantez melódica del más alto nivel. La distorsión en «Red Beans» irradia paz y buenas sensaciones, tal vez las de dejar una etapa contentos de lo conseguido. En cuanto a la construcción, con 6 minutos es uno de sus temas más largos y ello, por medio de su parón instrumental le otorga la solemnidad requerida para un adiós tan bueno como el que nos dejan.