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Palehound – Dry Food

Palehound - Dry Food portada
Exploding in Sound, 2015
Banda: Ellen Kempner, Jesse Weiss, Nick Koechel

Géneros: , ,

7.3

Si por algo vienen destacando los últimos años, y en concreto este 2015, es por la gran hornada de bandas con chica al frente que están asomando la cabeza dentro del saturado mercado del indie actual. Al revival por festivales de todos aquellos grupos encuadrados en los 90′ dentro del movimiento Riot Grrrl, se han unido ahora una hornada de debutantes, o cuasi debutantes, como Hop Along, Joanna Gruesome, Waxahatchee, Bully, Swearin’, Tacocat, las solistas Courtney Barnett y Torres, nuestras nacionales Mourn, o Speedy Ortiz, banda amiga y compañera de sello de la banda que nos ocupa, Palehound.

Con un discurso menos beligerante y militante que el de aquellas heroínas noventeras, poco tienen que ver estos grupos con todo aquello, no pudiéndose hablar por el momento ni siquiera de una escena como tal, y sí más bien, de una tendencia en cierta manera lógica que debería ir extendiéndose en todos lo estilos. Con un discurso propio y personal, Palehound, o lo que es lo mismo, Ellen Kempner, dejan entrever en sus letras unas dosis de aparente ingenuidad salpicadas de mala baba, que les pone en disposición de convertirse en uno de los principales referentes del género. Su sonido casa a la perfección con aquella Liz Phair pre-chistepop que deleitaba en 1993 al público indie con el magnífico «Exile in Guyville», si bien, Kempner, bebe también de forma clara de los Pavement más accesibles, siendo esto determinante para formar la personalidad de unos Palehound que, sin sonarnos nuevos del todo, sí que muestran un desparpajo que los distancia de otros refritos actuales dentro del pop de guitarras. 

Así, la inicial «Molly» es sin duda un pistoletazo de salida perfecto, siendo una lástima que este tipo de canción  aguerrida no se repita más a menudo a lo largo del Lp. En «Healthier Folk» también deambulan por territorios de guitarras sinuosas, ensoñadoras y juguetonas al más puro estilo Malkmus, produciéndose el esperado cambio en la tercera canción, «Easy». Delicada en su comienzo, se tornará rebelde en los últimos compases, y demostrará definitivamente que Palehound poseen interesantes y variados recursos compositivos. 

Tras este gran comienzo el disco toma nuevos derroteros en «Cinnamon», pieza en la cual dejan paso a cierto relax luminoso que recuerda a los Stereolab de «Dots and Loops» y similares. Continúan con el tema que da título al disco, «Dry Food», mostrando esa cara más acústica y delicada que recuerda incluso al Mr.E versión introspectiva, y que se impondrá en la mayoría de la cara B del disco. «Dixie» sigue por ese camino, llevándolo un paso más allá en busca de la simpleza más absoluta. Voz y guitarra a pelo, con apenas algún coro acompañando.

El cierre del disco lo protagonizan la descacharrada «Cushioned Caging», donde hay tiempo para recuperar algo de crujiente distorsión y mirar de reojo a Kim Deal; y «Seekonk», que nos dice adiós entre juveniles coros pop confirmando que tras el Ep, «Bent Nail», y el 7″ «Kitchen», la artista que hace dos años, con apenas 19, empezaba a hacer sus pinitos en la escena DIY de Brooklyn, empieza a ser hoy ya una realidad dentro del nuevo indie norteamericano.

No son pocos los álbumes que dentro de esta nueva tendencia han aparecido en los últimos tiempos, y si bien uno se alegra de ver como (muy) poco a poco se van equilibrado las fuerzas en lo que a número de chicas sobre un escenario se refiere, no deja de ser curiosa la excesiva alegría con la que por parte de la crítica «especializada» se ha juzgado a algunos de estos trabajos. Sin entrar en análisis más profundos, parece que como en toda moda la opinión de unos gurús se extiende sobre una gran parte de la crítica internacional, y pese a que quizás no sea oro todo lo que reluce, lo que está claro es que Palehound han publicado, géneros aparte, uno de los discos de pop independiente más correctos de lo que va de año. Al fin y al cabo, de eso es de lo que se trata.

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1 de enero de 2015