Puede que a veces pequemos de triunfantes al hablar de un momento increíble en el panorama nacional. Pero lo verdaderamente increíble es que este momento no es tal, sino ya parecen las bases de algo que, incluso con la incultura musical reinante, el nulo apoyo de los medios de toda la vida y la indiferencia de muchos de quienes babean por bandas de fuera, se mantiene y no hace sino crecer. Nudozurdo es un nombre que sonó levemente allá por 2002 al ganar un concurso para grupos maqueteros que permitía acceder a la grabación de un disco. Lo grabaron en efecto y la cosa no pasó de ahí. Ahora es un disco a redescubrir y la maquinaria ya está en marcha para ello.
La lucha de la banda ha seguido en el más oscuro de los undergrounds hasta 2008, fecha de edición de este «Sintética» que viene a eclipsar a otros denominados «discos del año» del rock indie de habla hispana. Con un toque marcádamente 80s, la banda bebe de estandartes del pop oscuro y el afterpunk (que quiere, «post-punk» ya no significa nada) como Jesus & Mary Chain, Joy Division, Echo & The Bunnymen o The Cure. A estos últimos recuerdan mucho en el hechizo de apertura, la sensible y volátil «Mil Espejos», en la que los instrumentos van entrando progresivamente para crear una deliciosa atmósfera en la que la voz vaporosa de Leo lleva a la sencilla épica del estribillo.
El embelesamiento inicial de este tema produce un choque con el resto del disco. Pero no es fruto sino de la variedad de registros de la banda, que se arroja al cruce del surf y el pop siniestro en la acelerada «Negativo». parece que la banda prefiere utilizar guitarras limpias que teclados para conseguir sus atmósferas. Y así, mientras que el tono cadencioso de «Ganar o Perder» los pone en algún punto entre Golpes Bajos/Nacha Pop y Jesus & Mary Chain, «Kamikaze» tiene algo de la épica pop de Coldplay, aunque también algo de los Standstill del homónimo y las tormentas eléctricas de Triángulo de Amor Bizarro.
Un agradable viaje, no exento de escalofrío y otras sensaciones que se aproxima al final con la agridulce «Ha Sido Divertido», rítmicamente animada a la par que tristona y culmina con la instrumental «Ido», que hoy se podría englobar dentro de la corriente del post-rock progresivo. Un reflexivo final que conduce a pensar ni más ni menos que lo que acabamos de escuchar es un gran disco y además variado y con una duración óptima, tirando a breve. Para qué más si todo queda dicho ya.