/Reseñas///

NOFX – White Trash, Two Heebs and a Bean

NOFX - White Trash
Epitaph, 1992
Productor: Donnell Cameron & NOFX
Banda: Fat Mike, El Hefe, Eric Melvin, Erik Ghint

Géneros: ,

8.6

Para mucha gente, el punk tal y como se conoció en los 70, como mezcla de música ruda y actitud, está muerto. En los 90 acudimos a una revitalización comercial del punk-rock (Green Day, Offspring) que dió también cobertura a las bandas de hardcore melódico underground, con el consecuente lucro para sellos como Lookout o Epitaph. Y aquí es donde se encontraban NOFX, mucho antes de que Longview comenzase a sonar en las radios de medio mundo. La gran popularidad les vendría después, a pesar de ser vetados en la MTV, pero fue antes cuando firmaron su obra cumbre. Un disco divertido, fresco, rockero, desprejuiciado… lo que debería ser el hardcore melódico.

El disco comienza de forma no especialmente brillante, con un Soul Doubt más rockero y menos divertido de lo habitual. Por suerte, los temas son cortos y enseguida viene Sticking In My Eye, donde un inocente ritmo de guitarra estalla en el típico sonido de la banda. Un pelotazo de punk-rock con coros gamberros y pegadizos que culmina con espiral guitarrera final. Bob es un tema de punk-rock más clásico que introduce cruces con el ska y el oi!. Aquí apreciamos a El Hefe en uno de sus más míticos solos de trompeta, algo que siempre ha dado a la banda ese toque distinguido. Todo un himno que finaliza con desvarío vocal ska.

Más oscura es You´re Bleeding, de guitarras y baterías atropelladas que da paso a Straight Edge, haciendo del tema de Minor Threat una diversión de aires jazz-swing donde El Hefe de nuevo, imita la voz de Louis Armstrong acompañado por coros. Lejos de desentonar aporta al disco ese toque gracioso y ecléctico tan inusual en un combo hardcore donde el piñón fijo suele mandar. Líneas de guitarra inspiradas dan introducción a Liza and Lousie un tema de voz áspera, de nuevo con coros sublimes que llevan a otro auténtico clásico en una visión muy directa del lesbianismo. Más de lo mismo en The Bag, pero que importa si es bueno. Ritmos monótonos de batería, voces lineales y lo mejor llega cuando la batería se altera o aparecen los solos de guitarra, si bien nunca excesivamente virtuosos (hablamos de punk-rock) siempre efectivos y pegadizos.

Y llegamos al que para mi siempre fue el punto álgido del disco en cuanto a melodía, Please Play This Song on the Radio. Comienzo punk-rocker total y hit con mayúsculas desde el principio. Coros geniales, diversión a raudales, melodía enfermizamente adictiva y letras donde precisamente ironizan sobre haber escrito la canción perfecta que debería ser puesta en todas las FMs. Prólogo instrumental inusualmente largo, parones de ritmo y estribillo extremadamente rockero y original son las pautas de Warm, otra imprescindible. I Wanna Be Your Baby es un corte especialmente duro y metálico y supone otro de los grandes aciertos, basado en la sucesión de fraseados suaves y otros más duros que podrían haber firmado Therapy? o cualquier otra banda que incida en la colisión punk-metal. El final, apoteósico y gritón delimitado por baterías especialmente contundentes.
Una carcajada conduce a Johnny Appleseed otra pieza descongestionadora de punk-ska de buen rollo y con registro más grave de voz, muy buena en sí misma por cachonda, desprejuiciada y darnos un respiro. She´s Gone vuelve a la voz nasal y a un comienzo de guitarras amables y batería trepidante para estallar con un grito las guitarras mucho más metálicas. Todo explota por completo en un genial estribillo que parece otra canción pegada pero crea un buen golpe de efecto. Y cerramos con Buggley Eyes, otra broma a costa de la música de salón de los 50.

En fin, uno de los mejores discos que haya escuchado de hardcore melódico, repleto de temas memorables, clásicos ya del género, en muchos casos indefinibles porque han contribuido a seguir sentando las bases. Tal vez no sea la repanocha, pero para lo que estamos acostumbrados tras ponerse de moda el hardcore melódico de manos de la explosión comercial hay que reconocer la gran frescura y extraordinaria originalidad en un disco (para mi superior a Punk in Drublic y a la altura de los grandes discos del género) que derrocha diversión desprejuiciada por los cuatro costados a un nivel que Fat Mike y los suyos no han sido capaces de superar a pesar de sacar discos como si de churros se tratase.

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1 de enero de 1992