El nuevo siglo trajo consigo el inesperado revival del post-punk, bandas de rock marcadas más por ritmos vibrantes que por el poder del riff de guitarra. Así, Interpol besaron el cielo imitando con gran destreza a Joy Division y toda una avalancha llegó después, en EE.UU. y por supuesto en Reino Unido, inventores del asunto. New Order, Talking Heads, Bauhaus, PIL, Chameleons… comenzaron a ser referentes de primera mano en el mundillo indie. Ahora la cosa se desinfla pero no deja de dar coletazos a travñes de grupos capaces de crear grandes discos con similares coordenadas. Este es el caso de los franceses Nelson.
Lo que practica este cuarteto parisino se puede situar sin duda en los territorios que sugieren los citados grupos, siempre intentando aportar un toque de rareza y distinción que a su vez pueda auparles a la vanguardia del indie-rock francés. La tensión es una constante desde que comienza «Slow Falling», pequeños caos instrumentales, superposiciones vocales y turbulencias electrónicas. Cuando hablamos de caos, aunque controlado no es injustificado. Y es que los roles dentro del grupo se trastocan según la canción o el momento lo pide.
Nos enredan en espirales de música oscura que poco a poco van haciéndonos bailar en «Silence In Your Mind» mientras que en «The Darkest Parts Of Your True Confessions» suenan a un cruce entre Joy Division y Coldplay, creando un ambiente oscuro donde el ruido vuelve a ser protagonista, demostrando que Sonic Youth también está en la marmita. Los contrastes entre la monotonía rítmica y la exagerada voz crean un ambiente en «Inside», que pone el pistoletazo de salida para la parte más ambiental del disco con un final más melódico.
Hay canciones destinadas a permanecer en nuestra memoria a segunda o tercera escucha. Este es el caso de la repetitiva «The (over) Song», de simple y bella estructura aunque con un cierto componente noise. Aunque para hablar de singles, el más evidente es «I [syc] stop», un tema con regusto a hit preparado para hacer bailar al más pintado en la estela de Talking Heads.
Es inevitable que «Paid It All» en la repetición de esas palabras con voz cándida nos recuerde a Damon Albarn y un single concreto de sus Gorillaz, pese a que la canción, chirriante y ruidista, podría ser más afín a Pavement. Finalmente los cinco minutos y medio de «Freakshows» devuelven al oyente a la casi silente inquietud antes de regresar el mencionado single en versión radiofónica como «I Say You Can´t Stop (Velvet Square Version)».
«Revolving Doors» es un disco en el que hay que sumergirse para quitarse de la cabeza los prejuicios comprensibles y necesarios hacia una banda que hoy en día huela a post-punk. Por sus 12 temas hay momentos para la inquietud, el baile, la alienación y la evasión casi siempre bien resueltos. Con esta carta de presentación para una propuesta que se prevé expansiva, Nelson deberían tener el camino allanado para hacerse un nombre tras el triunfo de Interpol, Bloc Party o TV On The Radio. Una pena que no sean de Nueva York.