Desde el mismo momento de su aparición, Muy Fellini dieron con algo nada fácil de conseguir. El dúo formado por Juan Maravi y Edu Ugarte se buscó un territorio propio, una personalidad muy marcada aún dentro de un indie de carácter folk que en estos años ha estado más que poblado. Si con su segundo disco arroparon más la propuesta, con este tercero continúan en esa intención de dotarse de un aire más de rock (así lo anunciaba su adelanto «Salir de esta ciudad»), más de banda, lo cual debería hacer su propuesta más amigable aunque nos tememos que están lo suficientemente alejados del indie comercial (curiosa yuxtaposición de adjetivos) que inunda nuestros festivales de verano.
Los nuevos temas de Muy Fellini calan a la primera. O al menos, los más brillantes ejercicios de pop envenenado. Lo joya del disco es «Psycho» deliciosa combinación de cristalina melodía con agresiva letra describiendo al indeseable de turno. El resto de las letras se enfocan más a relatos de correrías de juventud en los que se adivina mucho de autobiográfico y continúan atrayendo el interés del oyente, aunque a veces estén más sepultadas entre las guitarras que antes. Destacan, en ese apartado lírico el tragicómico final de «Tienes Novio» o el retrato de «Las chicas de mi ciudad» que casi podríamos tachar de versión de The Jesus & Mary Chain con todas las de la ley. Uno de los momentos más movidos junto con la explosión de teclados de «Sabes que es por ti».
El indie-rock de los 90 siempre ha estado en el ADN del dúo pero quizá se note más que nunca aire en concreto de los Pixies en «Cosas que nuestros sobrinos deberían saber» o la vena más melancólica de «Fragmentos de una Explosion». Como colofón y seguramente a modo de epílogo de una serie de conciertos que la banda realizó homenajeando a Los Planetas, elaboran una versión relajada y algo más luminosa de «Jesus», que tal vez no aporte demasiado pero reivindica cuanto menos uno de los más irresistibles temas de los granadinos en opinión de quién suscribe. También habrá algo de los granadinos en «Invierno», el pop orquestado «Circulación» o el rock psicodélico que también recuerda a cierto single de Placebo en «El humo de color rosa».
Así pues, los pamploneses firman con su tercer disco su obra más lúdica, la más variada en sonidos y rica en arreglos a la vez que consolidan su personalidad propia y rinden tributo a influencias varias. Y comienzan a acumular con discreción una colección de canciones de gran calado de la que ya gustaría a muchos poder presumir.