Por mucho que siga siendo una batalla hablar de emo sin que una mayoría piense en flequillos a lo anime, ojos pintados y en fin, pintas ridículas, el emo de verdad siempre se mantuvo en su sitio, ese underground que iba del hardcore hacia el indie-rock y que estaba condenado al ostracismo. Monument pertenecen a una ola de regeneradores que ya no es nueva, pero que sigue ahí, en este apropiado momento en que muchos tótems del género de los 90 se reunen para dar dos, tres o diez conciertos. Y es que ni con toda la nostalgia del mundo la expectación les da para mucho más.
Pues eso, Monument siguen ahí con lo bueno y con lo menos bueno. «Bros Canoeing!», su segundo disco, pule las aristas de un aclamado debut y resulta un ejercicio de estilo brillante. Puede que se atrevan con momentos de pop algo más bailable en «3 Musketeers», con un instrumental dominado por el piano en «Reggaenomics» o un agresivo math-rock en «Krauty With a Chance of Meatballs», pero sólo son pequeñas ramificaciones hacia la libertad post-hardcore de la escuela Washington D.C., combinando así joviales melodías vocales y guitarras de corte intrincado.
«Marylandification», «Liam Nessons Straight Jacked Up Them Wolves» o «Yacht Rock» son grandes ejemplos de esta fidelidad a un género que tan pronto enseña las garras como se ensimisma cual bicho-bola, evoca bonitos paisajes instrumentales con el midwest norteamericano de fondo y prescinde de la depresión de algunos estandartes del género. Aquí hay nostalgia y suspiros de adolescencia, pero en vez de hastío hay una alegría contagiosa recorre los diez cortes y hace del disco una experiencia de lo más agradable.
«Bros Canoeing!» es otra pequeña, por definición, sublimación del género desde Count Your Lucky Stars, sello que en los últimos años nos ha dejado más joyas con sabor retrospectivo cortesía de Dowsing o Annabel. Quizá no te interese mucho a estas alturas de la película, pero si te has llegado a plantear escuchar sin ir más lejos, lo nuevo de Braid, este disco es para ti.