Mikal Cronin se nos ha hecho mayor. Llegado casi a la treintena, parece que al productivo músico californiano le ha llegado la hora de distanciarse de forma más clara de otros proyectos donde colabora, y así dar rienda suelta en su proyecto personal a sonidos más asentados en el clasicismo y la pulcritud sonora. Aunque tampoco es para asustarse la cosa (seguimos encontrando enérgicas piezas que beben del power pop y el garage), sí que se puede decir que “MCIII” es un disco que a base de excesiva ornamentación se muestra algo descafeinado en su totalidad, y esto, viniendo del creador de uno de los mejores discos de guitarras realizados en la última década, se convierte de forma inevitable en algo decepcionante.
A los que “MCII” les pareciese el disco casi definitivo a la hora de saber combinar guitarras punzantes con luminosidad, “MCIII” puede que se les quede corto de viveza. Solo en las iniciales “Turn Around” y “Made My Mind Up”, o en “Ready” (rareza grunge dentro de una cara B excesivamente relajada) encontramos reminiscencias del mejor y más intenso Cronin. Quedan para el resto del minutaje interesantes pinceladas aquí y allá, por supuesto, pero parecen algo insuficientes una vez que conocemos el talento del colaborador de Ty Segall. Seguramente hay momentos en los que todo ese conglomerado de cuerdas, pianos, y vientos le sienta bien a las canciones de Mikal, pero la sensación de que las guitarras acústicas y la sobreproducción enmascaran la esencia que tanto nos gustaba del artista, sobrevuela peligrosamente y de forma casi uniforme durante toda la segunda mitad del disco.
Es posible que la bella “I’ve Been Loved” no esté tan lejos en cuanto a intenciones de aquella genial “Don’t Let Me Go” de su anterior Lp, y seguramente es tan válida o más que ésta. El problema viene cuando en esa misma línea es continuada por la no tan acertada “Alone”, por temas guitarreros del montón como “Gold”, o por más dosis de violines con su punto de sopor como los despachados en “Different”. Al menos el disco se cierra con una buena dosis de pop bonito de la mano de “Circle”, pieza que deja buen sabor de boca recordando el inmenso talento que, sin duda alguna, posee Mikal Cronin para crear sobresalientes melodías.