Tras sorprendernos gratamente con su anterior disco, los gipuzkoanos Materia consiguen un contrato con una relevante discográfica euskaldun tras ganar la sección de metal vasco en el concurso pop-rock Villa de Bilbao. Interesante es el dato de que son la primera banda no euskaldun -es decir, que no canta en euskera- en fichar por este sello. Anécdotas aparte la banda regresa con un disco que se acerca algo más al calor del hardcore, aunque no de forma radical como muchas bandas actuales regidas por modas.
You Haven´t Heard Anything Yet demuestra como no han dejado los riffs atronadores ni las lúgubres atmósferas eléctricas armonizando gritos con estribillos melódicos y sin resultar molestos en unas partes ni babosos en otras, lo que suele chirriar en algunas bandas que oscilan entre sonidos. Igualmente arrolladora comienza I´m Sorry a un ritmo sincopado pero más jarcoreta que da paso a la calma mientras la voz comienza un poco más rasgada en las estrofas. Ahí siguen figuras como Machine Head, Snapcase o Poison The Well, pero cada vez resultan más anecdóticas sobre todo a medida que transcurre el disco. Por otro lado, parece que las canciones siguen destilando rabia.
¿Cual es el objeto de esta rabia? Ellos dicen que el disco tiene como concepto general la negra situación actual de la música. No hablan de la piratería, sino de la parafernalia musical, de la música volatil que es dirigida entre toneladas de maquillaje a un público que no le gusta la música realmente, fenómeno que sufrimos todos los que sí la queremos disfrutar. Esta rabia de un modo impotente y desesperado se refleja también en cada segundo de I Need Respire donde se cita el nombre del disco «Forget the Music», esa idea de primar la imagen sobre todo. Eurovision, algo más machacona, apunta en similar sentido con tan obvio título.
Lo que más me sorprendió del anterior disco de Materia fue un sonido predominántemente metálico con una producción que iba más lejos de hacer sonar riffs y baterías contundentes, sino que veía aflorar pasajes instrumentales y estructuras dentro de las canciones bastante exóticas para una banda de metal. Detalles que enriquecen la composición que duda cabe y resultan el doble de valiosos aún cuando te autoproduces completamente el disco. Esa circunstancia, por fortuna, se mantiene aqui, si bien a título personal se echa de menos un pasaje instrumental que cree una atmósfera a la altura del carismático Asterisco (*) que figuraba en Time Will Tell.
De todos modos los detalles siguen dejándose ver en intros tan sofisticadas como la de Very Bad, también a un estilo más gritón, desgarrado y hardcore especialmente en las voces con ciertos momentos instrumentales que invocan al pánico y recuerdan a System of a Down por ese punto de metal más clásico que también se les ve. Le sigue Marionettes, la que yo diría es el single, con sus atropellados ritmos de batería y una guitarra de nuevo dando de nuevo una sensación de que el fin del mundo está cerca… o tal vez es el fin de la música? hay un atisbo de liberación como cita el estribillo: «algún día cortaremos las cuerdas».
El disco no pierde gas por un momento. You Were My God, Now I Don´t Think So es para un servidor el punto más lúcido del disco. Siempre me han gustado las cosas más melódicas, y las voces aquí tienen un punto muy cálido y envolvente… es en ese sentido el himno más evidente del disco y la que recomendaría a quién empezase a escucharlos, ya que también recoge sus partes de furia metal, especialmente en la espiral final reiterativa pero currada que está a medio camino entre el industrial y un tema de Tool ya que aquí una vez finalizada la canción en sí, encontramos una especie de outro incrustada.
Me extendería más, pero sinceramente creo que está bien claro. Materia mantienen la personalidad que nos sorprendió en Time Will Tell y a la vez no se puede sino observar que la banda avanza en todos los aspectos. Sigue teniendo buenas ideas y muy claras y cada vez más ganas de probar cosas nuevas lo que instrumental y compositivamente les sitúa entre lo más alto del panorama metálico estatal desde luego, jugando con los tempos y los cambios de ritmo como nadie y en posición de dar clases a muchos de fuera.
