Los madrileños Margarita son unos terroristas del pop que llevan años ya pateándose las salas de la capital. También son un grupo único, capaz de hacer un disco como este Parque Mágico, que comienza con «Trip Trap» para el que la mejor definición que se me ocurre son Sonic Youth destrozando una canción de dibujos animados. Su concepción del ruidismo no se va ni por los habituales terrenos psicodélicos ni por la oscuridad trascendental, ni siquiera por la perfección progresiva.
Estos números (cortos, siempre cortos) de rabia anómala se suceden de otros con un fondo más pop como «Super Dandyzm» o centrifugadoras de confusión caprichosa como «La Goma y la Comba», siempre con momentos para la confusión instrumental y la disonancia. Pese a indigestos abismos ruidistas como «Bikes & Rice», gracias a cantos a la épica del caos («Liar’s Test») o al desquicio urgente («Parque Mágico») consiguen melodizar el conjunto y acercarlo al indie-rock americano, aunque sea entre toneladas de chirriar.
Margarita no tienen canciones redondas, no tienen singles para corear, ni lineas melódicas para tararear, pero lo suplen con las toneladas de excitación que la escucha de Parque Mágico suscita en el oyente, un disco activador con 11 píldoras de gamberrismo indie-punk.