/Reseñas///

Malamute – Una Gran Decepción

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Intromusica, 2022
Productor: Carlos Hernández Nombela
Banda: Irene Gutiérrez, Diego Jiménez

8

¿Cómo sería el «tontipop» si fuera veloz y rabioso como el punk-rock? Esta podría ser una definición facilona de «Una Gran Decepción», el arrebatador primer disco largo de Malamute, un dúo de Santander que combina letras graciosas y autopunzantes, como las de unos Punsetes con acné con los guitarrazos de un Rivers Cuomo… bueno, también con acné, de cuando molaba. De ese universo Weezer/Rentals resulta es imposible separar este disco porque tiene ese concepto de guitarras y sintetizadores a tope apoyando melodías simples y absurdamente buenas. Algo que queda más que afirmado en esa apertura con guitarras y teclados en un panal de abejas que es «Pesadillas».

El dúo, formado por cantante/teclista más guitarrista, ya contaba en su haber con un puñado de temas prometedores, sobre todo el hit underground «La Espiral», pero han dado cuerpo rockero a su sonido en 10 canciones sin desperdicio alguno, un disco en el que destacan 2 o 3 hits. O así es hasta que lo has escuchado lo suficiente para darte cuenta de que apenas hay altibajos entre temas y en los que el gancho de los estribillos y sus letras va casi siempre a la par. Porque puede que, de primeras, llamen la atención temas más faltones con relaciones fallidas como la muy Axolotes Mexicanos «Tu Signo del Zodiaco» («no sé cual es tu signo del zodiaco ni cuál es tu ascendente, pero sé que eres un mierda, me lo ha dicho mucha gente») o «Almas Gemelas» («que te guste la misma basura que a mí, no te convierte en mi alma gemela»). Pero luego te das cuenta que todos los temas están llenos de adictivos dardos contra todo y contra ella misma.

Antes hablamos de Punsetes, tremenda influencia lírica en muchas bandas del nuevo indie. Tiene todo sentido el apoyo de Ariadna en «Una Casa en el Sardinero», un tema donde abordan con ironía (o no) ese anhelo de tener la vida resulta y no tener que preocuparse de nada más. En la fresca y juguetona «Monopolio de la Tristeza» también hay ecos a Fresones Rebeldes con esos autocoros. Por cierto, refrescante en un panorama indie lleno de referencias a las grandes urbes escuchar estas referencias de una de las zonas más ignotas para el pop-rock en español como es Cantabria, de casas en el Sardinero y fiestas en El Puntal. Este localismo, de paso, hace inevitable pensar que serían la banda del momento si fueran de Malasaña (imposible no pensar en Carolina Durante). Algo casi seguro bueno para nuestro disfrute, ya que para hacer música de outsiders lo mejor es ser un outsider de verdad.

Y con todo lo outsiders que intentan ser, son capaces de dedicarle un tema a un bastión del pop romanticón como «La Oreja de Van Gogh», la que no es su mejor canción pero sí la que más escuchas tiene en Spotify. Buen truco de marketing seguramente no pretendido. Y quizá esa sea su mejor baza, esa dualidad, esas temáticas de tontipop ácido con sonido punk-rockero. Porque ya me dirás si «Física Cuántica» con esos riffs y esos aporreos de batería no tiene más garra que muchas bandas que cantan sobre temas serios. Y es que Malamute huele a proyecto nacido en el universo del bedroom pop (al punto de intimismo desvergonzado de usar vídeos de primera comunión de la cantante en un videoclip), pero con este primer largo ha tomado un cuerpo de «banda» de tal forma que no parece haber marcha atrás.

 

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15 de enero de 2023