Reconozco que no había oído antes a los Magnetic Fields, ni siquiera el ampliamente reconocido “69 Love Songs”, por lo que no puedo hablar de su pasado y el sonido que han ido desarrollando a lo largo de sus casi veinte años de existencia. Y también admito que probablemente no me habría fijado en este nuevo disco si su líder, Stephin Merritt, no hubiera declarado que con este álbum “vamos a sonar más Jesus And Mary Chain que los propios The Jesus And Mary Chain”, afirmación muy discutible en todo caso, pero que teniendo en cuenta mi afición por la música creada por los hermanos Reid me sirvió como excusa para adentrarme en su discografía, comenzando por este último trabajo.
Aparecido cuatro años después de “I”, su anterior disco, “Distortion” hace honor a su nombre a medias, al igual que la comparación con el legendario grupo escocés. A medias porque a pesar de que sí que hay distorsión, en ningún momento nos encontramos ante un nuevo “Psychocandy”, una de las obras definitivas y definitorias de ese subgénero que convino en llamarse noise (por algo sería). En el caso de los Magnetic Fields, sin embargo, la apropiación de ideas y técnicas propias de ese estilo podría verse incluso como un pequeño handicap, ya que una vez escuchadas las canciones queda la impresión de que podrían funcionar perfectamente sin tanto ruido. Vamos, que todo este rollo de las guitarras, los reverbs y tal se queda casi en un adorno. Bonito e interesante, eso sí.