Litio es una madrileña banda que surgió hace unos años de las cenizas de My Criminal Psycholovers, Picassound o Superego. Con su primera formación lanzó una maqueta que comenzó a despertar el interés. Tres temas más una intro que reflejaban un aire a Sôber, banda ya inevitable a la hora de ubicar a una banda de rock y además colegas por lo que se deduce de los agradecimientos en el libreto. Cosas de la vida, la maqueta la produjo Alberto Seara, productor de renombre en el rock-metal de los últimos años en España y que repite aportando un sonido pulido al disco.
Actualmente la alineación se compone por Daniel Sánchez (voz y guitarra), Santiago P. de las Heras (Batería), Alberto Benito (guitarra) y Sergio Gutiérrez (bajo). En cuanto a la música que facturan, quedaría en los territorios en que el rock alternativo se junta con la oscuridad del metal, creando atmósferas a base de guitarras y dando el contrapunto melódico a través de la voz. Algo que ilustra a la perfección «Decide Tú» uno de los buques insignia de un sonido rotundo en el que el rasgado y rockero registro vocal comienza a ensamblarse con la fuerza del metal y los sugerentes estribillos. Guitarras polvorientas y melodías nítidas bordando el progresivo.
A similar altura continúan «Sale el Sol» y «Nunca Yo», rocosas y oscuras donde particularmente me recuerdan a unos Therapy? hispanoparlantes, aunque Motörhead pueden también ser un referente. Un sonido dulcificado eso sí a través de estribillos más seductores y melódicos, que son generalmente los momentos en que más recuerdan a la banda de los Escobedo.
Este comienzo arrollador se relaja en la siguiente triada, composiciones algo más flojas que en cambio sacan a relucir la faceta más virtuosa de la banda. Así en «Para Siempre», que no termina de explotar, destaca el trabajo de batería; los riffs de «Sobrevivir» entre lo claustrofóbico y lo punzante los acercan a la órbita stoner; por su parte «No Hay Ángeles para Todos» soporta la carga lírica y temática que da nombre al disco y también cuenta con lucimiento a las seis cuerdas.
No me cabe duda de que «Tu Velocidad» será uno de los temas más coreados en los conciertos, dado que ya sobresalía en la demo, por su compacta muralla de riffs de toque grungero y un estribillo realmente adhesivo. También de hace un par de años es «Una Bala en tu Alma», que sobresale por su frescura y por romper la tónica rítmica general. Así el disco se cierra en algunos de sus mejores momentos con la épica hipnosis de «Tu Miseria» y su fantasmal fondo de teclados.
Desde la primera escucha la sensación que deja el disco no hace sino resaltar el talento y profesionalidad de la banda. El futuro se muestra halagüeño y tras el obligado paseo por los escenarios, será fácil que su nombre comience a sonar con fuerza. Al menos con toda la fuerza que se puede haciendo rock en este país.
