/Reseñas///

Lisabö – Animalia lotsatuen putzua

Lisabö - Animalia lotsatuen putzua portada
Bidehuts, 2011
Productor: Karlos Osinaga
Banda: Karlos Osinaga, Javi Manterola, Iban Zabalegi, Eneko Aranzasti, Xabi Zabala, Martxel Mariskal

Géneros:

8.5

Lisabö no son una banda común. Por ejemplo, que en la lista realizada hace unos años sobre los grupos que más deseaban ver los fans de un festival de la talla del Primavera Sound barcelonés apareciera una banda estatal como ésta no fue algo que mucha gente se esperara. Pero si hacemos memoria, vemos que Lisabö ya llevan casi tres lustros gritando hasta la extenuación, como si cada canción que componen fuera la última, como si cada extracto de las poéticas letras de Martxel Mariskal (al que, como ellos mismos afirman, hay que catalogar como sexto componente del grupo), nacidas del dolor, del vacío, del (des)amor, sólo fueran pronunciables por un grito desgarrado, como si el mero hecho de pronunciarlas te llevará de vuelta al mismo dolor del que nacieron. Así cantan Lisabö, así lo han hecho siempre y es lo que les ha convertido en uno de los grupos menos comunes y más respetados del estado.

La música es violenta, las estructuras repetitivas. Las guitarras tejen sonidos chirriantes e incómodos en bucle, formando las canciones más primitivas y crudas que nos han ofrecido estos señores hasta el momento. No hay casi opción de escapar de sus pasajes enmarañados, no hay casi opción para el descanso. Escuchar a Lisabö nunca ha sido un ejercicio de relajación, la suya es una propuesta violenta y visceral, un reflejo real y crudamente auténtico de lo que es sufrir, de lo que es sentir. En este nuevo lanzamiento ahondan en ese aspecto, dejando la belleza más reposada para otra ocasión y adoptando el ruido y la distorsión como elementos centrales para crear su discurso. Los mismos títulos de las canciones, cómo «El Grito de las Caricias Silenciosas», «Los Límites de la Nada», «La Intimidad del Dolor» y «El Largo Banquete de la Crudeza», son claros ejemplos de esta filosofía.

Los chicos de Irun han ido perfeccionando la definición de la palabra intensidad disco a disco, dándonos muestras de rabia y fragilidad en cada nuevo trabajo que han ido publicando, llegando a formar una discografía envidiable. Animalia Lotsatuen Putzua es una nueva muestra de ello, es un trabajo que mantiene el gran nivel de su gran anterior trabajo Ezlekuak (ya lejano, del 2007) y en el que aunque se le haya llegado a achacar un poco de continuismo, llegan a dar nuevos matices a su particular y personal sonido. Labor de cada uno es valorar que obra de los vascos es la más completa y redonda, lo que pocos dudan es que cada disco suyo es cita obligada para los amantes de la música alternativa y que con esta obra han conseguido seguir la senda ganadora que llevan desde que empezaron en esto de la música.

He empezado la crítica, con razón, señalando que el de Lisabö no es un caso muy ordinario. Pero puede que sí que tengan algo de ello, ya que nadie llega a reflejar mejor el nihilismo, el dolor camuflado, la soledad, la banalidad, el vacío y la arbitrariedad de la sociedad moderna. Algo muy común y conocido a lo que logran acercarse como pocos han podido: con naturalidad, sin artificios y con una desoladora y cruda sinceridad.

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1 de enero de 2011