Lars Frederiksen es el guitarrista de Rancid, probablemente la más grande banda de punk-rock al viejo estilo que hayan visto los 90. Este dato es fundamental a la hora de hablar sobre Viking, segundo disco de Lars junto a sus Bastards. Y es que casi podría ser considerado otro álbum de los californianos dado que amen de un sonido similar, Tim Armstrong colabora activamente produciendo y co-escribiendo los temas.
Respecto al disco y su concepto hay que resaltar varios puntos. En primer lugar, la temática vikinga sobre la que gira el disco, motivada no sólo por el sonido y simbología punk del que también hacen gala otras bandas como Dropkick Murphys, sino también como homenaje a sus raíces danesas. En segundo lugar, un libreto de fotos donde puede verse al guitarrista en situaciones «comprometidas» con exuberantes mujeres cuyos pezones han sido censurados quién sabe si a modo de burla a la ola de puritanismo desatada en EE.UU. tras el asunto de Janet Jackson en los MTV Awards.
El disco comienza tremendamente enérgico con tres pelotazos breves y certeros con toques oi!; Bastards es una tarjeta de presentación en forma de punk rock canalla, buena muestra del punk´n´roll que encontraremos a lo largo del disco; Skins, Punx and Drunx es una descarga de punk-core frenético y gamberro con un efectivo riff de guitarra casi a modo de batidora; Fight por su parte, sigue en una tónica igual de atropellada y directa al estómago, donde un minuto basta para decir todo. Sin embargo las soflamas más kamikazes y politizadas del disco son las escuetas Blind Ambition y Gods Of War.
Entrando en harina de temas más convencionales, encontramos brillantes ejercicios de punk rock melódico californiano, como en 1% con un estribillo como los Ramones mandan. En similar tesitura aunque intoxicada por el blues se presenta Mainlining Murder. Igualmente efectiva resulta The Kids Are Quiet On Sharmon Palms, más street-punk agresivo impecablemente interpretado y con estribillo gritón.
A pesar de este toque como hemos dicho más festivo y callejero no faltan los temas que podrían perfectamente pertenecer al nuevo disco de Rancid. Como Switchblade que mezcla el punk old-school con todo el espíritu del rock & roll en las guitarras al estilo The Clash con la particularidad eso si, de la colaboración de Skinhead Rob (Aston, de Transplants). Little Rude Girl es sin duda uno de los hits, de lo mejor del disco y a la altura de aquel mítico …And Out Come The Wolves, baterías aceleradas, coros y melodías… en fin.
Para finalizar es justo un repaso a las baladas que ejercen un contraste muy interesante en un disco de este talante. En la emotiva My Life To Live Lars y Tim Armstrong se pasan el micrófono siguiendo una línea muy melódica con mandolina incluida. Por su parte The Viking que se encarga de cerrar el disco, comienza con el guitarrista hablando al más puro estilo Lou Reed en un tema que bien podría ser catalogado de poesía punk y que por si no fuera poco viene arropado por violines, pianos, etc.
Nada más que decir, un disco de punk rock sin trampa ni cartón, dieciséis grandes temas que combinan rudeza y melodía a la perfección y demuestran que el punk puede pervivir en el nuevo siglo a pesar del avance de las corrientes de hardcore y emocore. Viking no tiene nada de bastardo, más bien al contrario, refleja buen gusto por las raíces del rock and roll. Y eso es algo de agradecer.