Los tonos grisáceos de la portada de este «Spiral Shadow» no sugieren que los de Savannah hayan dado otro paso adelante en su evolución desde el metal extremo al rock alternativo. Pero lo cierto es que así es, el quinteto ha creado una obra sin la fuerza a priori del puñetazo que fue «Static Tensions» pero más rico en texturas, detalles y melodías. En definitiva, y esto si que lo indica la portada y hasta el título, más progresivo.
El comienzo y primer single es obviamente preparatorio. Tampoco es cuestión de asustar a los fans y por eso entendemos que este arrebato, el más cercano a lo que ofrecía su anterior disco, fuera elegido como single de presentación. Riffs y voces infernales a machete entre otras voces más melódicas y fantasmales, muy en la onda de su anterior largo. Pero no, de esto no va la sombra espiral de Philip Cope y Laura Pleasant y ya el hardcore progresivo de «Cheating Synergy» nos hace entrar en harina. Incluso el ataque más directo del disco viene fuerte en ambientación.
El epicentro y santo grial del potencial melódico del quinteto es sin duda «Don’t Look Back», medio tiempo de rock alternativo optimista con aromas y colores del indie-rock de los primeros 90. Es el equivalente a Kylesa del «Across the Shields» para sus compañeros Torche y tratándose de las raíces de los de Georgia, en su caso es bastante más grato y sorprendente. Otra sorpresa mayúscula nos aguarda al final del disco con «Dust», donde una calidez vocal inédita en la banda conduce la hipnosis a través de una luminosidad también nueva.
Los ecos de este tipo de sonoridades son más sutiles en otros momentos, pero siempre presentes. Mismamente los cálidos riffs de «To Forget» nos suenan a Smashing Pumpkins apareándose con Kyuss. Qué decir de la nebulosa ruidística de «Back and Forth» para la cual Laura se transforma en Kim Gordon y Philip es su Thurston particular. «Spiral Shadow» por su parte, es tal vez el cenit progresivo del disco, más de cinco minutos de space-rock con aires setenteros y la refinada voz de Laura al servicio del deleite melódico. La cara oscura de esta psicodelia la pone «Distance Closing In», un meditativo tema sobre el que Laura canta como una auténtica riot grrl perdida entre la electricidad.
El trabajo melódico de guitarra se ha quitado capas de timidez metálica para volvernos locos con excesos psicodélicos («Crowded Road») y la banda también consigue exprimirle más jugo a su doble batería, como es el caso del hipnótico trance tribal de «Drop Out». Este trabajo instrumental más intrincado y espaciado, ofrece una cara de la banda bien diferente a la pretendida asfixia de otros tiempos y combinada con la dualidad vocal es capaz de crear muy gratos micro-himnos en mitad de canciones dedicadas al rock progresivo por encima de los muchos subgéneros de rock y metal que puedan llegar a absorber.
No es que la banda haya perdido su punch a la hora de crear riffs de la escuela Black Sabbath («Forsaken» es buena prueba), simplemente consiguen empastar influencias para crear un sonido más propio y desmarcado de la escena del metal «mastodóntico». Paradójicamente es hacer caso a sus múltiples influencias (de los citados Black Sabbath, Kyuss o Neurosis hasta Pink Floyd, Fugazi o Sonic Youth) lo que les impide quedarse estancados en el a estas alturas bastante autocomplaciente escena del metal underground stoner-sludge-post-etc. Eso sí, la banda dice adiós casi por completo al sludge y el doom en esta búsqueda, en favor de tonos más cercanos al space-rock. Todo a la vez no se puede.
El rumbo de Kylesa va viento en popa. Si «Static Tensions» fue capaz de cruzar esas raíces del hardcore y el metal desgarrado con mayor pulso atmosférico y melódico, «Spiral Shadow» les libera de cualquier dictadura del «verdadero metal» para arrastrarse en torrentes de psicodelia y rock alternativo que desembocan en uno de los ejemplos de hard-rock progresivo más ricos del momento. Un disco con el que deberían empezar a ser considerados ya líderes de su propio movimiento, cualquiera que este sea.