Si atendemos al título del disco que nos ocupa, uno bien parece que o se va a encontrar «dibujos hechos toscamente» o unas cuantas «palabras soeces», pero este nuevo disco de Josele es de todo menos eso. Y es que, el que fuera cantante y «semilider» de Los Enemigos, sigue adelante con su carrera en solitario con este segundo disco que sigue la estela del sonido de «Las Golondrinas Etcétera», contando con casi todos los músicos de entonces.
La principal diferencia con el primer disco de Josele es sin duda la ausencia de Nacho Mastretta como «director de orquesta» y productor de la obra, cediéndole la batuta en este caso a Pablo Novoa, que ya participara a las guitarras. La presencia de este en el disco ha sido básica y se nota la mano del que fuera el «quinto enemigo», desde el inicio del disco con «Las Cosas Fingen», un perfecto inicio con esa letra tan metafórica y marca de la casa de las que Josele y solo Josele puede hacer, sobre mudanzas sentimentales. También en este aspecto destaca «Sin Remedios» una canción cortante con una buena remesa de garabatos de guitarra de Pablo Novoa.
El disco está grabado otra vez en directo, cosa muy de agradecer en una música tan cálida y cercana como la del ex-Los Enemigos. Si no fuera por ese directo, el disco perdería parte de la gracia en cortes como «En Tu Estampa», una canción apoyada en una críptica letra, con el piano como hilo conductor y un Josele en su faceta más notoria de cantante. Otros ejemplos completamente distinto sería «Baile de Peces», que como si de un musical de Broadway castizo se tratara nos habla de peces todo ello aderezado por un perfecto estribillo final. En «Farol» de nuevo la calidez de una letra (muy «enemiga»), que habla de perdedores que ahogan sus penas en el vino, con un trasfondo músical épico. Otra novedad importante es la inclusión del cello como un instrumento más, gracias al cual podemos tener la propia «Garabatos», en donde además destaca Ricardo Moreno a las escobillas de la batería.
En definitiva, de nuevo lo ha vuelto a hacer. Ha encontrado un sonido personal y único, lo que unido a una voz aún más personal nos deja un sabor de boca que hace que nos acordemos de Los Enemigos menos de la cuenta. Por contra, este disco es algo así como una perdida de velocidad musical, con unas canciones más acústicas que sobre todo nos hace tener un disco menos variado, que era uno de los mayores puntales de «Las Golondrinas Etcétera» situándo estos «Garabatos» un poco por debajo.