/Reseñas///

The Joe K-Plan – Rigan Asesino, Olibia Vencer

The Joe K-Plan - Rigan Asesino
Aloud, 2009
Productor: Javier Ortiz Fulton
Banda: Mario Navajas, César Martínez

Géneros: ,

8.0

Cada vez las cosas van más rápidas en esto de la música y ya hace unos años que una corriente más experimental viene afianzándose en nuestro panorama. Un buen ejemplo son Zener, Za, Rosvita o los también madrileños que hoy nos ocupan, The Joe K-Plan. Su directo llevaba tiempo dando que hablar en la capital y por fin han plasmado eso en disco de la mano del sello Aloud. Elección fácil supongo que al menos para César, batería de los tristemente extintos Peluze.

El currículum de Mario lo tenemos menos dominado pero no necesita demostrar más que lo que oímos en este «Rigan Asesino, Olibia Vencerá». Que no es poco. El dúo factura un post-rock matemático y rítmico, para nada contemplativo que según el pasaje linda con Don Caballero, Pelican, Hella, Sonic Youth o Tortoise y que desfila por toda esta variedad sonora sin que seamos apenas conscientes del fluir de las «canciones».

Así, son capaces de agitarnos y tras la intro machacarnos a golpe de riff y bombo al unísono (Nueva Zelanda), post-rock mecánico que se va haciendo más sugerente e introduciendo cabriolas de guitarra y cambios de tempo. Nos conduce a la más rockera «Catalina’52», con un genial y clásico riff que deriva en ruidismo vertiginoso a lo Sonic Youth.
Aunque es difícil elegir, «Fragmentos de una canción», irónicamente, es de los momentos más brillantes a la par que fácilmente escuchables gracias a su post-rock de aires progresivos a lo Pelican y a la par bailable gracias a su palpitante rítmica tropicalista. Vaporosa introspección en «Tanca la porta una mica», orgía del noise más dinámico y paranoide en la completísima «Engrudo (es lo que tiene!)».

Delicioso pasaje reflexivo de «El peso del agua», el math-rock a toda pastilla y después hipnótico de «Bongus Dei» otro de los momentos álgidos. Y es que el rock setentero también parece estar presente al escuchar temas como «Monte de Venus» y su cóctel machacón de indie-rock y rock espacial seguido del fantasmagórico post-rock del oeste de «El que suscribe».

Y el que suscribe esto ratifica que nos encontramos ante un gran disco, que por lo general en el género instrumental se sabe en cuanto las canciones se hacen familiares en la cabeza de uno. Y así sucede justo hasta el final del estallido math-rock de «Tu tráeme una naranja que yo hago el zumo» que se sumerge en el noise del que hará gala la tensión final de «Antítesis en el rincón del placer».

Lo que se venía demandando de The Joe K-Plan no era sino conseguir captar la fuerza del directo y parece que lo han logrado con buena nota. Esto se traduce en escuchar un disco y sentir lleno hasta el último rincón sin pensar si lo hacen cuatro personas o tan sólo dos.

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1 de enero de 2009