Isis es uno de esos grupos que raramente triunfan equilibrando el metal con la experimentación y un sentimiento más artie. Desde sus asfixiantes inicios mucho más noise, su sonido ha ido continuamente puliéndose a todos los niveles, desde producción, hasta instrumentación y voz, sorprendiendo y agradando en general, con cada entrega. La banda pareció encontrar en Panopticon un sonido propio y asequible para una audiencia más amplia, lo cual indicaba que su próximo paso no sería tan atrevido. Y así lo ratifican las composiciones de «In The Absence of Truth» continuístas del sonido de su anterior obra.
Unas agitadas baterías introducen esta esperada continuación. Se trata de los comienzos de la campanilleante «Wrists of Kings». Aaron Turner comienza a cantar en forma melódica y no rasgada, lo que quiere decir que la modesta evolución apuntada en este cuarto disco sigue pasando por pulir su sonido hacia un rock progresivo cada vez más heredero de Pink Floyd y con escasos vestigios metálicos. Sus influjos aunque más amables, siguen mesmerizando al oyente y las tormentas, como demuestra el final del tema, resultan inofensivas.
Más nerviosa es «Not In Rivers But In Drops», con agitación guitarrera muy en la línea de los arranques del Panopticon, un tremendo trabajo de batería y pasajes a lo Tool. «Dulcinea» explora una instrumentación envolvente arropada por cálidas voces, siendo uno de los momentos más melódicos del disco que sin embargo también alberga retazos de oscuridad eléctrica, guiño a la antigua furia de la banda. También hay que resaltar la mayor tribalidad en el uso de la batería, algo que en la parte final de este corte queda bien patente.
La banda nos hace un parón al comienzo de «Over Root and Torn», rompiendo el ritmo para finalmente arrancar con aires de post-rock acesible estilo Mogwai, que se va emborronando y oscureciendo con los gritos sordos de Turner y se texturiza con sintetizadores. Para cuando las inquietas baterías de siempre abren «1000 Shards», da la sensación de que cada canción no funciona como entidad propia, ya que hay un sonido muy claro y común a las nueve canciones de «In the Absence of Truth». El mayor atractivo de este quinto tema se centra en una dulce y filtrada voz y deja una gran sensación, de nuevo truncada por otro molesto interludio de ruidos y susurros varios.
Así pues, los Isis de 2006 se presentan muy lejos de unos inicios que a día de hoy podrían resultar de difícil digestión para cualquier nuevo seguidor de la banda. Unos Isis más ágiles y esperanzados, perfectamente técnicos y nítidos, donde la distorsión cede en favor de texturas sintéticas que aportan dinamismo. En lo que si siguen es ahondando en su temática conceptual que esta vez gira en torno a figuras como el líder islámico Hassan-i-Sabbah, y las obras de Cervantes, Danielewski y Borges.
Los de Boston realizan un nuevo esfuerzo que captura al oyente cuando menos se lo espera y que quedaría muy cercano al nivel de Panopticon si no fuera por los innecesarios silencios que rompen un ritmo que anteriormente no encontraba fisuras. También se echa de menos la oscuridad del pasado, que creaba contrastes efectivos con los recodos de luz, así como la dualidad de un Aaron Turner que parece haber abandonado la crudeza casi por completo.