No hay que dejarse llevar por el hype ni para bien ni para mal. Esta es la premisa que me viene a la cabeza a la hora de analizar el debut de los daneses IceAge. Se trata de una banda de adolescentes que bebe de los primeros Joy Division y Warsaw, tanto en sonido como en oscuridad y actitud marcial. Lejos de ser unos clones, el cuarteto disemina sus influencias por casi todo lo que haya significado ruido en la música alternativa; el punk y el hardcore, el after-punk (también el norteamericano) y el indie-rock.
Formulado de otra forma, lo suyo es expeler tendencias del indie-rock con crudeza punk y atropello hardcore. Un puñetazo en el revival post-punk que lo deja definitivamente desencajado y sangrando. Tal vez cuando más sorprendan sean en los temas en los que domina el ruido menos definido, como en la asilvestrada «White Rune» o la garajera «Rotting Heights», que recogen ecos de los Wipers.
Pero es la urgencia y la velocidad lo que prima, con exponentes máximos como «New Brigade» y el hardcore a piñón de «Count Me In». Ejemplos algo más sofisticados son el puente de Manchester al Washington DC de Minor Threat en «Total Drenched» o el hooliganismo ochentero de «Collapse». Todas retazos de ruido y agresión que dan a la banda ese aspecto psicótico e insano que les gusta amplificar con la violencia de sus directos.
Pero apropiadamente, pese al ruido y la oscuridad, la banda se guarda algunos singles con la suficiente melodía para no quedar relegados al ostracismo punk. «Remember» es el primer caso con líneas de bajo tan Unknown Pleasures que asustan, aunque no se queda atrás la mezcla de estridencia y melodías new-wave de «Broken Bone». Como despedida y en una jugada inteligente que desvela su potencial indie, «You’re Blessed», la canción más optimista del disco que incluso se oxigena con algún jugueteo instrumental impropio.