Gracias al sello Caleiah, que pronto editará un compartido de la formación que nos ocupa, junto a otras cuatro bandas más, descubríamos recientemente a los ingleses Human Hands. Tirando del hilo supimos que la banda de Birmingham se había estrenado anteriormente con un debut en largo a principios de este año, demostrando una vez más lo que desde estas páginas no nos cansamos de repetir: el emo 90’s no está muerto.
Con gran número de trabajos editados en formatos minoritarios que van desde cassettes hasta splits con bandas de lo más diversas, Human Hands llevaban tiempo haciéndose un hueco en el underground europeo, si bien ha sido ahora con la edición de su primer disco «s/t» que el trío parece que puede empezar a sonar con más fuerza dentro de la escena. Los mimbres son los ya conocidos: garra, pasión, melodía y sobre todo grandes canciones que a veces colindan con el slow, y otras con el screamo. Influencias más o menos evidentes como las de Mineral, The Van Pelt o Penfold pueden venirse a la cabeza por unos motivos u otros (el rollo catártico, la cadencia, la voz…) al escuchar los siete temas que forman este Lp, si bien los intensos diez minutos de la pieza que cierra el álbum, “Without Warning”, los acerca también hacia terrenos en donde el post-hardcore más disonante, o el noise menos extremo, pueden tener cabida.
Pero obviando esta excepción, el debut de Human Hands no viene si no a confirmar que el legado puramente noventero de esa vertiente más emocional del hardcore, sigue teniendo estupendos herederos. De esta forma es difícil no sentir un cosquilleo por la espina dorsal al presenciar cómo crece la inicial “Disease” a lo largo de sus siete minutos de intensidad contenida. Haciendo de la simplicidad su mejor arma, el valor de estos músicos está en la forma en la que empacan y van dando forma a los matices que poco a poco se van sumando en cada canción.
Así, haciendo de la crudeza y el sentimiento su bandera, nos llegan algunas de las mejores piezas del disco como la hiriente “String”, o esa joya titulada “Dust” que mira a la cara sin ruborizarse a cualquiera de los himnos atemporales del midwest norteamericano. Y es que ya sea en su versión más pop con representantes como The Hotelier o Dowsing; en su vertiente ambiental con The World Is a Beautiful Place…; con la cara más descacharrada que pueden ofrecer Joyce Manor; con la fuerza hardcore de La Dispute; o con la intensidad por bandera como hacen estos Human Hands, o hacían hasta hace poco sus compatriotas Crash of Rhinos, lo cierto es que el emo se sigue regenerando, y formaciones jóvenes de todo el mundo continúan aportando su visión a un género al que ni siquiera la caricaturización sufrida a mediados de la década pasada pudo hundir del todo.