Cuando te cae en los oidos algo como «Por el Poder de Greinjschool», primer ¿disco? (12 temas en torno al minuto de duración por cabeza) de Granjaescuela, no sabes cómo valorarlo. ¿Te lo tomas en serio o en broma? ¿Acaso todo defecto que se le pueda encontrar es fruto del cachondeo de su propuesta o cosa del amateurismo inicial?
Es complicado, así que diremos que quien busque solemnidad que pase a otra cosa, pero si disfrutas del ruido, del tropicalismo histérico y del pop lo-fi sin pretensiones, dale una escucha que no te va a robar demasiado tiempo. La formación de guitarra y batería y la fiesta estridente de Grabba Grabba Tape, Campamento Ñec Ñec, Za! o los primeros Margarita, define un sonido entre los estallidos de mathcore tropicalista (la genial «Gabana Karaoke», «Javi Freak», «Habibi Javivi») y los temas más pop.
Entre estos últimos, pocas letras pero incisivas y descacharrantes como ese «Si podemos volvernos a ver, ¿por qué no nos vemos nunca» para una canción llamada «Antiguas Novias», lo más normalizado del disco, por cierto. Con las novias tienen fijación, en «Nueva Novia» repiten cosas como «Menos mal que al final, me eché novia y no me tengo que arrastrar». «Ven conmigo y deja la mierda» en el tono lúgubre de «Noches de Blanco Satán»… en fin, un despropósito lírico a propósito.
El uso de la trompeta enriquece su batiburrillo ruidoso y además deja hueco para algunas melodías entrañables, en clave marching-band en «Fiesta con chus fiesta con pitis» o la «Navidad» noise (¿nanavividedeñaña?) que cierra el disco en tono épico, dentro de lo que cabe.
Granjaescuela es un proyecto simpático y seguro que son capaces de redondear su propuesta con composiciones más sólidas viendo los retazos que dejan aquí y allá. Otra cosa es que quieran o que su idiosincrasia les vaya a llevar por los caminos de la normalidad, que no parece lo más probable.