No puede decirse que se echara demasiado en falta a Filter, ni que “Anthems for the Damned” sea el disco más esperado de la temporada. El tiempo no ha sido benévolo con el proyecto musical de Richard Patrick, y si ya en su día “The Amalgamut” nos sonaba un tanto a una versión descafeinada de “Title of Record”, el tropezón histórico que suposo esa intentona de supergrupo post-grunge llamada Army Of Anyone no hizo sino hacernos sospechar a los pocos que aún seguían el rastro del ex-NIN que sus buenos tiempos ya habían pasado, aquellos en los que “Hey Man Nice Shot”, “(Can You) Trip Like I Do?” o “Take a Picture” se convirtieron en éxitos decentes dentro del panorama alternativo de los noventa.
Por suerte, muchas veces cuando esperas poco o nada, más difícil es llevarte otra decepción y más fácil una sorpresa (lo más común es permanecer en la más cruel de las indiferencias). El caso del cuarto disco de la banda de Chicago debe enmarcarse en el segundo grupo, y además merecería cierto reconocimiento por parte del público que hace más de un lustro le dio la espalda, ya que, como mínimo, “Anthems for the Damned” es mejor que su predecesor y nos presenta a un renovado Patrick que quiere dejar bien claro que al menos su ‘verdadero’ grupo sigue en pie.
Es por ello que en lo que realmente destaca el disco, y donde su creador se mueve más a gusto, es en los medios tiempos y temas con claras aspiraciones de ser singles radiables, como así ha ocurrido con “Soldiers of Misfortune”, probablemente ocurra con ese himno que es la cuasi homónima “Cold (Anthems for the Damned)”, y no me extrañaría que pasara con “Lie After Lie”, “Kill the Day” o la un poco más potente “Hatred Is Contagious”.
En conjunto, más allá del más o menos protagonismo de las guitarras, no hay nada arriesgado ni novedoso en esta nueva propuesta de Filter, resultando su álbum más convencional y homogéneo hasta la fecha, tanto que apenas hay espacio para algún que otro ejercicio ambient con el díptico final “Only You/Can’t Stop This”. Pero esta elección, no por conservadora e incluso comercial, debería ser reprochable, ya que probablemente es la más lógica y natural para el grupo a estas alturas. Lo único que se les puede pedir es que en hipotéticos futuros discos consigan mantener el buen nivel y no caigan en errores garrafales como los ya escuchados recientemente.