Parecía que el post-punk estaba muerto ya con su trivialización tras el excesivo revival de hace ya casi una década. La excitación inicial se diluyó gracias a bandas que tan sólo querían triunfar con ciertos ritmos y oscuridad impostada y así, muchos marcamos el post-punk revival con una x que quería decir «nunca más». Pero en los últimos años, Iceage o Savages han demostrado desde diferentes perspectivas que se puede seguir evocando aquella escena, siempre y cuando tengas buenas canciones y consigas captar algo de esa rabia y oscuridad.
Con los propios Iceage están condenados a ser comparados hasta el extremo Eagulls. El parecido es evidente y Joy Division es materia troncal, pero este quinteto acentúa el lado melódico de The Cure y Killing Joke. Y sus inicios, con su fantástico EP de 2012, vienen de un punk-rock mucho más dulce marcado por el himno de puño en alto y con bandas no tan de este universo como los Misfits o The Clash en el punto de mira. Algo de eso retienen en sus mejores temas de este disco como el himno «Possessed», la composición quizá más libre del album en el punk garajero de «Fester/Blister» y rambién en «Opaque», donde se llevan a Robert Smith de pubs.
Pero para este disco sí que hacen mayor gala de clichés del post-punk británico. Afortunadamente su cantante no usa el registro de Ian Curtis, pero ahí tenemos las líneas de bajo hiper-reconocibles que se funden a menudo con muros de shoegaze como hicieran The Horrors. Lo cierto es que este revestimiento a menudo consigue hacer sonar a fórmula y emborronar un más que evidente talento compositivo. Precisamente «Nerve Endings» y «Tough Luck», sus dos primeros singles, son ejercicios que nos retrotraen claramente a los oscuros 80.
Aún con todo y volviendo a la comparación con Iceage, estos cinco chicos de Leeds no llevan un aire tan marcial, ni juegan tanto con el ruido y el caos. Sus temas están diseñados al modo pop, no derivan en exceso, se dirigen a los estribillos repetitivos («Amber Veins», «Yellow Eyes») y su objetivo es claramente calar y ser coreados. Pero se entiende la comparación, al igual que se entiende con sus paisanas Savages gracias a algún tema más desasosegante y paranoico como «Footsteps».
En Eagulls hay madera y este debut largo es un disco que seguramente apasione a los fans menos puristas del post-punk, porque tiene maneras y canciones. Personalmente preferiría que no hubieran tomado ese manto tan descarado de oscuridad, que además contribuye a dar a sus temas una uniformidad no deseada, y se entregaran al punk melódico impulsado por la fuerza de la juventud que apuntaban en su citado, superior EP y otros temas primerizos.