/Reseñas///

Dredg – The Pariah, The Parrot, The Delusion

Dredg - The Pariah
Universal, 2009
Productor: Matt Radosevich
Banda: Gavin Hayes, Drew Roulette, Mark Engles, Dino Campanella

Géneros: ,

7.0

El caso de Dredg es uno de los más curiosos que nos ha regalado el mundo del rock alternativo en los últimos años. De emerger del underground del universo progresivo (Leitmotif) y ser tomados, pese a no guardar demasiado parecido real, como el relevo de Tool (El Cielo) a desplegar las alas hacia el pop ultraépico (Catch Without Arms), la banda sorprendió y decepcionó a partes iguales. Con «The Pariah, The Parrot, The Delusion» ya no se reinventan, pero se dedican a hacer la mejor mezcla posible de sus propios ingredientes.

Los californianos obviamente han aprendido a hacer singles potentes y efectivos para asegurarse su cuota en las radios de rock moderno. Son claramente reconocibles en este apartado la preciosa «Ireland» que con sus ritmos y su estribillo juega a medio camino entre el progresivo y el rock de estadios, la ochentera «Information», suerte de «Ode to the sun» pasada por el filtro synth-pop, la explosiva y arrolladora «Saviour» o la desprejuicidada diversión disco-prog de «I Don’t Know». Bien, muchos fans esperarían cosas más profundas pero también da gusto ver bandas que pese a tirar de conceptos en su música, saben tener los pies en la tierra.
Ahora bien, la gran virtud del disco es ser capaz de intercalar entre este tipo de canciones, oscuros e intrincados interludios que no sólo quedan bien sino que contribuyen a mantener interés por la escucha. Entre los mejores se encuentran los más puramente instrumentales «Drunk Slide», la más post-rockera «Down to the Cellar» y la vertiginosa «Long Days and Vague Clues», capaz incluso de recordarnos a Fantômas.

Por contra flojean, obviamente, cuando se empeñan en parecer una mezcla del pop inglés ochentero y el emo para adolescentes. Y es que una carga mesiánica que tira mucho para atrás envuelve los gorgoritos de «Cartoon Showroom» y «Quotes», a medio camino entre los Radiohead de The Bends y My Chemical Romance, correría parecida suerte sino fuera por el armazón matemático que aporta sus pinceladas aquí y allá.

Entre el cielo y el infierno quedan temas decentes de los que disfrutar sin aspavientos, como «Pariah», «Light Switch», «Gathering Peebles» o «Mourning This Morning». Buenos ejemplos de que, ante todo, cada canción de Dredg tiene algún gancho, ya sea unos coros, un ritmo, un piano, detalles que demuestran pasión por la composición. Así visto, el cuarto disco de estudio de Dredg no supone ninguna revolución, pero al menos ofrece una esperanza. La de que los grandes grupos de rock (¿alternativo?) de nuestra época sean capaces de seguir experimentando a la vez que cuentan con grandes singles para festivales de verano.

Contenido relacionado

1 de enero de 2009