«Something For Everybody» no sólo será recordado como el título de un trabajo discográfico de Elvis Presley, desde ahora también supone el final a veinte años de silencio discográfico de la banda de Akron, Devo. Esperado y celebrado noveno álbum, que significa el triunfo de la continua labor de convicción de Gerald Casale para volver a pasar por el estudio con sus colegas de banda, tras tener que utilizar seudonimos tales cómo los de Jihad Jerry & The Evildoers o Dev2.0.
El disco además supone una nueva adaptación de la banda a los tiempos que corren, no solamente en lo puramente sonoro, sino también utilizando toda la cercanía que aporta Internet en cuanto a comunicación con sus seguidores. De este modo, el concepto de la «desevolución» que siempre han procesado, bebe un poco más de una terminología más positivista que antaño.
Aprovechando ese mercado internauta dieron a luz el llamado Song Study, que procesaba la selección de cualquier spud (seguidor de Devo) de entre las 16 canciones ya finalizadas. El fiasco llegó cuando los resultados de tal estudio fueron utilizados sólo a medias para el tracklist final, dejando un par de canciones fuera del resultado final.
Con las presentaciones hechas tenemos que hablar de cómo han vuelto a conseguir actualizar su sonido, no sólo viviendo del típico sonido post-punk-electro que todos podríamos esperar del combo. En «Something For Everybody» hay mucho más que ese deseo revival, sobre todo de cara a un sonido que queda a medio camino de la pegada que siguen defendiendo en directo y su habitual transformación sutil de estudio. Las baterías posiblemente son las que más acusan este cambio con un sonido mucho más procesado, a pesar del sensacional trabajo de un Josh Freese cada vez más implicado en la banda. Por contra, las guitarras pululan sin esconderse con eficacia durante todo el minutaje.
Como un todo, «Something for Everybody», es una obra que parece bien escogida y bien pulida en cada detalle, que sólo tiene problemas cuando sobrepasa unos primeros quince minutos directamente perfectos. De ese modo, aún funcionando el todo, hay claras evidencias en un ecuador del disco algo en tierra de nadie. Las canciones más melódicas, sin embargo, terminan por mantener un listón difícil y menos populista.
Así, los cinco primeros temas del disco barren literalmente cualquier duda que uno pudiese tener de Devo en 2010: los electrizantes ritmos pegadizos de «Fresh» y «Please Baby Please»; una «What We Do» que destaca ampliamente entre el resto; una irónica «Don’t Shoot (I’m A Man)» sobre la sociedad actual; y una vertiente pop que comienza con el canto a las complejidades amorosas en una sensacional «Mind Games». Antes de que aparezca el atrevimiento melódico de las tres piezas finales («Later Is Now», «No Place Like Home» y «March On»), nos topamos con piezas menores como «Human Rocket» y «Cameo», que sobreviven gracias a su buena convivencia con el beat puramente «Whip It» de «Sumthin'» y con la divertida «Step Up».
A pesar de algún que otro bache motivado por las ansias de inclusiones melódicas, podemos decir que el disco es justo lo que tenía que ser.