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Deftones – Diamond Eyes

Deftones - Diamond Eyes portada
Warner, 2010
Productor: Nick Raskulinecz
Banda: Chino Moreno, Stephen Carpenter, Abe Cunningham, Frank Delgado, Sergio Vega

Géneros: ,

8.3

Cuando sales de donde Deftones y llegas a donde Deftones, te queda poco por hacer. Relativamente pronto, los de Sacramento pasaron de ser una banda para adolescentes jarcoretas y metaleros a convertirse en grupo estrella del rock alternativo, cuando esta escena estaba ya bastante desolada por el post-grunge más insípido. Consiguieron llevar las riendas de su caballo ganador hacia la oscuridad con su disco homónimo y experimentaron otro poco con Saturday Night Wrist. Ahora, lo que son las cosas, tras grabar un disco que iba a llamarse «Eros» y el grave accidente de su bajista, han registrado un disco que suena 100% a ellos mismos y sus ya sabidas influencias.

El disco tiene por tanto, papeletas para satisfacer a todos los fans. Por supuesto los riffs gordos y monótonos de Stephen Carpenter, como bien nos mostraba «Rocket Skates». No en vano el guitarrista se ha pasado a las 7 cuerdas, suponemos que en la moda del metal más técnico que encabezan Messhugah. Resulta un tema un tanto plano, de no ser por los efectos electrónicos, que siempre dan esa atmósfera melódica pero cortante. «CMND/CTRL» va un poco en esta línea de oscuridad obsesiva y paranoide con Chino gritando, si bien ya nunca se permite prescindir de voces melódicas aquí y allá. Nuevamente, Delgado juega papel decisivo.

Pero no nos engañemos. Si lo que hizo a Deftones despuntar y volar muy por encima de las llamas que arrasaron con el numetal californiano fueron las melodías y las atmósferas, es normal que una escucha baste para destacar lo mejor del disco. Por ejemplo, la buena asimilación de The Cure e incluso My Bloody Valentine en «Beauty School» con esas ensoñadoras guitarras y efectos y Chino Moreno cantando en plan meloso aunque nocturno. Y como no, la enternecedora «Sextape» que sacaría de más de un apuro a Billy Corgan.

Y en las medias tintas tenemos luces y sombras. «Diamond Eyes» que abre el disco y le da título tiene una estrofa correcta, típicamente suya pero un forzado estribillo en el que Chino canta como nunca lo había hecho y no para bien, cayendo en el tópico de bandas muy por debajo de ellos como Cold o Chevelle. La canción parece inconclusa, aunque hay que decir que el desemboque radical en «Royal» es bastante favorecedor para esta última. A lo que íbamos, la gloria la encuentran en «Risk», su perfecto equilibrio de visceralidad y evocación, contundencia y sentimiento etéreo.

El resultado es también muy estimulante con la épica desesperada de «976-EVIL» e incluso «Prince» es más que admisible y eso que con su tensión atmosférica, su oscura línea de bajo y sus grillos electrónicos es un autoplagio de «RX Queen». Para cuando la espacial «This Place Is Death» llega y encontramos a un Chino cantando estrofas en un tono oscuro y reposado alternando con épicos gritos nos damos cuenta de que el disco se ha hecho corto (bueno, muy largo tampoco es) y que sus canciones han calado en nosotros. «Diamond Eyes» no es ningún salto cualitativo ni de madurez en la carrera de los de Sacramento pero tal vez sí sea la concreción de lo que la banda ha avanzado en términos compositivos clásicos.

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1 de enero de 2010