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Deftones – Saturday Night Wrist

Deftones - Saturday Night Wrist portada
Maverick / Warner, 2006
Productor: Bob Ezrin & Deftones
Banda: Moreno, Carpenter, Cheng, Cunningham, Delgado

Géneros: ,

7.9

Deftones se han caracterizado por ser una banda que se toma las cosas con calma. Algo que se supone es bueno para que fluya la creatividad en cada disco, pero esta vez no ha sido tanto por gusto. Tras el ya lejano Deftones , la banda había entrado en un periodo oscuro. Los ya existentes rumores de disolución aumentaron cuando Chino, tras años gestándolo, se puso a trabajar en lo que sería definitivamente el debut de Team Sleep.

Finalmente el quinteto se reunió para grabar el disco con Bob Ezrin y las cosas se complicaron mientras Maverick aprovechaba las rentas editando un disco de rarezas y versiones. El vocalista parecía más interesado en la gira de su otro proyecto que en el nuevo disco de su grupo de siempre, la relación con sus compañeros no pasaba por el mejor momento y su ego no acabó de acoplarse con el del productor, que tuvo que ser despedido para que el disco llegase a buen puerto.

El resultado es otro capítulo más que interesante, que encuentra a los californianos buceando en nuevas sonoridades melódicas sin un rumbo demasiado fijo. Fría sensación dejó la atmosférica «Beware» a primera escucha. Ahora se puede decir que su seducción y crispación va calando en el oyente con lentitud. A destacar sutilezas como nunca haya usado la banda, ruidos de grillos, un sonido expansivo y delicados y lejanos teclados, todo enmarcado con un desconcertante y claustrofóbico patrón marca Carpenter.

La banda da rienda a pasiones ocultas en sus primeros discos, como su gusto por los ochenta, el pop-rock siniestro, los toques progresivos, etc. Todo esto queda patente en la dulce «Hole in the Earth», probablemente su mayor acercamiento a la melodía del orondo vocalista. Ambiente espacial y un súbito riff que no acaba de encajar en el conjunto. Y es que aunque Deftones suenen genuínamente a sí mismos, con sus guitarras graves y sus asaltos agresivos, abrazan y envuelven al oyente cuando menos se lo espera, como en «Combat».

Incluso en los números más agresivos, la banda abraza las sensaciones placenteras. El rasgado hardcore que siempre les ha marcado, pasó la prueba en White Pony y desde entonces ha salido reforzado y enriquecido. Aquí se manifiesta en la explosiva «Rapture» con extraños retazos que no acaban de encajar, como un puzzle en el que faltan transiciones y un sintetizador siniestro al final. «Rats!Rats!Rats!» es el momento paranoi-core que no debía faltar, aunque envuelto en corrientes melódicas que la hacen más soportables a oídos delicados o por lo menos la hacen una rareza estilo «Hexagram» aunque menos rompedora.
El papel de «Change» en Saturday Night Wrist lo encarna la bella y cándida «Xerces». Un canto de sirena vitalista y lleno de energía, esta vez con sintetizadores más juguetones. Y es que se podría decir que este discos sigue los pasos de un White Pony en el que la electrónica toma algo más de protagonismo. Así lo ilustra otro de los momentos más álgidos, «Kimdracula» con riffs potentes, progresión melódica y jugueteando con filtros que ayudan a los giros vocales. O «Cherry Waves», tétrica y sexy, con terciopelo sintético aplicado a la voz.

Hay algunos temas que no lucen tanto dentro del conjunto, aunque tampoco lo manchan y crecen con las escuchas. El claro ejemplo es la un tanto decepcionante «Mein», que comienza con energía, guitarras envolventes, batería al trote, y un Chino feliz y enamorado de los Smashing Pumpkins. El estribillo resulta de nuevo un tanto sorpresivo y la introducción de la voz de Serj Tankian aparece velada y fantasmagórica, como si no se pretendiera reeditar una colaboración estelar al estilo de «Passenger».

El ansia experimental que mueve a Team Sleep continúa teniendo reflejo en esta quinta entrega de mano de Frank Delgado que se apropia de inquietantes interludios como «U, U, D, D, L, R, L, R, A, B, Selct, Start», nombre robado a un truco de Konami. También en la sintética «Pink Cellphone» con ritmos de hip-hop y electro. La «voz» que acompaña a Moreno es la de Annie Hardy de Giant Drag con cuyo sonido indie-rock poco tiene que ver esta rareza.

En definitiva, Deftones han parido tal vez el disco que más paciencia requiera, ya que entre sus virtudes no se encuentra la unidad. A veces inconexo, un poco por vocación, un poco por los problemas en el estudio. Sin igualar el listón de su tercera entrega, supera y se diferencia del homónimo en que han probado alguna cosa nueva, experimentando en cierta medida, en vez de realizar un simple compendio de lo aprendido.

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1 de enero de 2006