Parece que ultimamente Canarias no está tan aislada, al menos en cuanto a música independiente. En los últimos años hemos acogido propuestas diferentes como las de Coconot o Themistake y ahora les toca el turno a este cuarteto llamado a enarbolar la bandera de una música con label yanki y fechada en la adolescencia o postadolescencia. Taking Back Sunday, Saves the Day o los más clásicos The Get Up Kids, son influencias que resuenan fuerte en sus acordes.
Comparándolos en base a lo que tenemos por aquí, son demasiado hardcore para ponerse al lado de Half Foot Outside, demasiado emo para alinearse con Aina y demasiado post para los G.A.S. Drummers, con quienes por cierto comparten productor, el afamado Paco Loco que si bien hay que admirar lo que se involucra en sus proyectos, no podemos decir que haya conseguido el mejor resultado en este caso.
Por tanto la fórmula está ahí y a ratos funciona. Así es en «Once Again», donde demuestran la fuerza y sentimiento, el desgarro y la melodía que todo grupo bajo estos parametros debe tener. Y tras dejar ver el lado ‘core’, en «So Professional» muestran un poco más el lado emo, con buenas maneras pop de fondo, ojo al bonito cierre en acústico. Vamos, que con un poco de cancha que se les diera, se llevarían de calle a las nuevas generaciones, gracias a temas correctos de rabia adolescente como «Fan (Proud to Be Nothing)» o épica de igual denominación de edad como «(Baptism on a Plane (Broken Promises)».
Pero para los no tan complacientes con el sonido «emo» estadounidense en general, este debut de Daylight In Red cuenta con fisuras importantes. La voz supone un lastre, ya que su tono entre chillón y quejicoso irrita las melodías a la larga. Tanto que se aprecian enormemente momentos como los dos interludios o «untitleds», que dejan abierto tanto por el lado ruidista como por el instrumental una vía a la experimentación.
Igualmente se les ve algo forzados en los momentos más crispados, como «Louder Words», resultando mucho mejor parados abordando la oscuridad en «The Musseum of Natural History». Y para rematar tampoco les vendría mal un acercamiento más clásico al concepto de canción, al menos como comienzo. Al fin y al cabo, por qué no hacerlo si resulta obvio que ganan en los estribillos melódicos y los coros, como demuestra por ejemplo «The Art of Missing You».
Otra canción que merece alta nota es «The Horse’s Loneliness», donde la voz se muestra limpia y entonada, incluso con ecos de Weezer, pero negandose a rendirse al clasicismo tamizando power-pop no solo con riffs sino con ruidosos solos y piano. El resto sigue una tónica correcta pero que suena a ya escuchada, incluso a quienes no estén metidos en estos subgéneros del punk melódico, como son «Distance» o la balada de instituto, «Soundtrack of Our Lives». Incluso salen airosos imitando el punk-pop californiano más acnuriento en «Friendshit», por lo que tal vez su futuro esté más claro en el pop que en el hardcore.