/Reseñas///

Dan Deacon – Bromst

Dan Deacon - Bromst portada
Carpark, 2009
Productor: Dan Deacon
Banda: Dan Deacon

Géneros: ,

7.8

Según comienza la ascendente cacharrería de electrónica-pop y glitch de «Build Voice» cualquiera podría pensar que estamos ante un nuevo disco de Interpol drogados de psicodelia. Suena como una propuesta amena pero también seria, lo cual choca un poco con la imagen de geek gamberro que de Dan Deacon tenemos. Y es que si otros artistas triunfan por la imagen de rockstars, el artista que saltó a la palestra con un disco titulado nada menos que «Spiderman of the rings», lo hace por todo lo contrario. Medio calvo, obeso y antifashion, más que un icono pop, parece un perdedor estadounidense cualquiera al que le ha dado por jugar con las maquinitas.

Lo cierto es que en la agitación inocente de Bromst hay mucho de quitarse prejuicios y de diversión infantil. De echar la vista atrás y acordarse de lo que disfrutábamos poniendo nuestras canciones a doble velocidad en la pletina con el consabido «efecto pitufo». Animal Collective, LCD Soundsystem, The Postal Service, Jesu y el más certero Moby se confunden en el crisol de sus punzantes y coloridos sintetizadores.

Los acelerados bits por minuto recorren las terminaciones nerviosas del oyente y crean alegres explosiones festivas, como «Paddling Ghost», en ocasiones más chillonas, como «Of The Mountains» o alienántemente hipnóticas como «Surprise Stefani». Y entre tanta dulce sensación, aflora el auténtico pepinazo de ocho minutos que es «Snockered», nominada a tema del año desde ya, el power-pop de la era de los sintetizadores epilépticos, que convencería en su vertiente electro incluso al más reacio.
Así, el comecocos tocando el bajo en «Woof Woof», el tropicalismo pitufil de «Baltihorse» o la épica saturación de trompa en «Slow with Horns/Run for your Life» resarcen el disco de bajones como «Wet Wings», irritante tema vocal y no por nada el más corto del disco. En síntesis, el músico consigue una casi perfecta síntesis entre diversión hedonista e introspección experimental. Y es precisamente en la final «Get Older» donde mayor rienda suelta da a la electrónica hipersónica.

Dan Deacon, con su mesa de cachivaches de colores estridentes, ha venido para desmontar el indie, para que nos olvidemos de engendros tipo M.I.A. o sobrevaloradas copias modernas de Daft Punk. La única pega es que pese a todas sus derivaciones, hacia el final del disco hace mella la saturación de este tipo de ritmos inquietos y patrones campanilleantes, pero desde luego la frescura en la propuesta de este singular artista queda fuera de toda duda.

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1 de enero de 2009