Para su cuarto álbum de estudio, Cut Copy se deshacen de toda la pretensión seria y trascendental de su anterior trabajo, “Zonoscope” (2011), y se sumergen de nuevo en el hedonismo sin complejos de su obra maestra, ese “In Ghost Colours” (2008) que permanece como uno de los discos de referencia del electropop del presente siglo. Pero lejos de sonar a un refrito de aquél, “Free Your Mind” adquiere su propia valía gracias a un conjunto de frescas y contagiosas canciones muy bien construidas y orientadas inequívocamente a pasarlo bien con buen gusto.
Aquí no hay trampa ni cartón. Si no te acabó de convencer el giro que dieron con su predecesor, “Free Your Mind” es tu disco. Contiene todo lo que encandiló al mundillo indie hace un lustro: estribillos matadores, ritmos provenientes del dance y el house pero de clara vocación pop, capas de sonido que enriquecen una sencilla estructura de sintetizadores, obsesión por la epifanía en la pista de baile… pero sazonado con cierto aire kitsch y diría que hasta irónico, como si se rieran de sí mismos por sus momentos de aparente superficialidad y liviandad.
Ya el single homónimo invita literalmente a lo que anuncia su nombre: vaciar la mente y disfrutar de la música sin concesiones. Al igual que el otro pepinazo que lo sigue, “We Are Explorers”; dos temas herederos del mejor acid house de los ochenta, nunca tan presente en su música como ahora, que gracias a su elegancia y esa ironía que comentaba (imposible no sonreír ante el uso de un desfasado autotune en el estribillo), se convierten en serios candidatos a incitar al frenesí durante esta temporada.
Nos encontramos también con temas de synthpop más clásico como “In Memory Capsule” y algún ejercicio de indie pop más orgánico como la melancólica “Dark Corners and Mountain Tops”; pero donde Cut Copy siguen triunfando es en esas canciones en las que fusionan el pop electrónico con pasajes ambientales y hasta psicodélicos. Así “Footsteps” es otro peso pesado gracias a su aire selvático (samplers de agua y pájaros marca 808 State incluidos) que se entrelaza con una grandiosa estructura in crescendo, al igual que “Meet Me in a House of Love”, donde Happy Mondays y los New Order de “Technique” se encuentran para hacernos recordar el Segundo Verano del Amor.
Los australianos vuelven a emplear el viejo recurso de incluir varios cortos instrumentales que sirvan de intro o prolonguen el clímax de los temas principales, lo que le da mayor cohesión aún a un conjunto de canciones sin fisuras. Pero lo que no pueden evitar al final, escuchando la muy noventera “Take Me Higher”, con ecos tanto de Madchester como del britpop, y el medio tiempo de cierre “Walking in the Sky”, es caer en la nostalgia, probablemente por una época que no vivieron y que tan desesperadamente parecen recrear en su vertiente más lúdica. O quizá se trate simplemente del bajón tras toda una noche de juerga.