«The Bones of What You Believe» fue una grata sorpresa para todo buen fan del pop electrónico. Lejos de la frivolidad y hedonismo que a menudo atenazan al género, el trío de Glasgow abrazaba sonidos más oscuros y solemnes sin dejar de sonar eminentemente pop. El público y la crítica acogieron con entusiasmo su propuesta, y gracias a pelotazos como «Gun» o «We Sink» Chvrches pronto se convirtieron en una de las ‘next best thing’ provenientes de las islas Británicas.
Ahora, con el siempre difícil paso del segundo disco, sin abandonar enteramente el tono de su predecesor, sí que se nota una mayor luminosidad y una mayor (si cabe) intención popular. No estoy seguro de si esta decisión responde a la evolución natural del trío o a un intento por llegar aún a más público, pero lo cierto es que el resultado vuelve a ser la mar de acertado y «Every Open Eye» vuelve a ser otro álbum notable.
Al igual que en su debut, este nuevo disco contiene un buen puñado de hits potenciales. Yo cuento al menos cinco, de los once temas del lote: «Leave a Trace», «Never Ending Circles», «Make Them Gold», «Clearest Blue» y «Empty Threat». De hecho, la banda eligió acertadamente el primero como single de presentación y algunos de los otros como nuevos sucesivos temas de adelanto o sencillos. La facilidad de Chvrches para crear temas de pop electrónico clásico pero de sabor actual queda reflejada en todos y cada uno de ellos.
Pero por otro lado, y al igual que sucedía en su anterior trabajo, hay cierto desnivel entre ambas mitades del disco. Sin dejar de ser buenos temas, la mayoría de los que componen la segunda no llegan al nivel de los de la primera, y eso a pesar de que quizá contemplen mayor variedad. Hay lugar para las baladas en «Afterglow» y «Down Side of Me» y para un curioso experimento medio r&b a la voz de Martin Doherty , «High Enough to Carry You Over», que, honestamente, me parece la canción más fallida del conjunto.
En todo caso, «Every Open Eye» es uno de los grandes discos de pop electrónico del año. Lauren Mayberry sigue mostrándose como una gran cantante, capaz de mostrar decisión y fragilidad a la vez, mientras que las base electrónicas vuelven a estar clavadas y fluyen sin estridencias; creándose en conjunto un sonido que cada vez más se antoja como propio. Un tercer disco más de este nivel y pasarán a ser referentes, si no lo son ya.
