Desde que nació La Célula Durmiente, vimos este como un proyecto de Joan Colomo y amigos. El hecho de que la formación original no permaneciera no nos hizo sino afianzar la misma idea. Así que, tras haber editado Colomo ya un disco bajo su propio nombre, no parecía tener mucho sentido resucitar a La Célula. Nos equivocábamos, porque lo ha hecho para dejarnos claro que, nomenclaturas aparte, el catalán es un mago y malabarista de las melodías.
Muchas veces habremos leído o escuchado algo ser definido como «pop guitarrero». Pues bien, en general a pocas cosas se le puede aplicar tanto esto como a los nuevos temas celulares. Guitarras garajeras y con la distorsión bien alta crean melodías luminosas por las que navega la peculiar voz aguda y nasal de Colomo. «Deriva» y «Canción Póstuma» abren el disco con fuerza sorprendente demostrando lo aparentemente fácil que pare singles esta gente.
El menos es más les lleva a hacer temas facilones de base punk-pop como «La Expectativa» o «Ministerio de Ergonomía». En esta última toma protagonismo vocal la bajista Inés Martínez, que también tiene coros de lo más acertados a lo largo del disco. Uno de los cambios más relevantes por cierto, es que la dualidad inglés-castellano ha desaparecido y finalmente parece que Joan se ve más cómodo en el castellano. No es para menos pues la suya es una de las líricas más especiales en nuestro panorama independiente; incisiva, ingeniosa, juguetona, existencial…
Pero si por algo se caracteriza la trayectoria de Colomo, pese a su querencia por el pop, es por el inconformismo sonoro. No vamos a quejarnos de encasillamiento ante temas rockeros de la perfección de «Carnaval», pero alguna verdadera sorpresa tenía que llegar tarde o temprano. Y lo hace en primer lugar de mano de «Línea Curva», su particular fiesta tropical latina. Más tarde, terminan de descolocar con la psicodelia evasiva de «Origen Aborigen», que supone toda una ruptura con la línea guitarrera habitual.
Lo cierto es que en general el sonido de La Célula Durmiente se ha pulido y encaminado hacia esa suerte de pop perfecto con garra punk-rockera. Pero por encima de todo, o al menos paralelamente al hecho de crear grandes melodías, lo que hace tan especial a La Célula es un lenguaje musical que no se encuadra en ninguna onda ni moda concreta. Simplemente un combinado de personalidad, frescura y dotes compositivas.