Llegó a mis oidos el disco de un grupo entre cuyas influencias estaban Hüsker Dü, Sugar, Superchunk, Dinosaur Jr. o Lemonheads con la típica reacción encontrada de ilusión y desconfianza. Son palabras mayores. Cuando lo escuché, taché nombres de la lista hasta quedarme con los dos primeros; estaba claro que los madrileños besan, en concreto, por donde Bob Mould pisa. A la postre no habría más que echar un ojo a la portada, con ese tono sucio y colorista, muy en la onda estética del trío de Minneapolis.
Brandauer son también trío, pero son madrileños y por lo antes dicho, quedan lejos de cualquier escena o moda del indie actual, porque puede que la franela vuelva a estar de moda, pero ahí queda todo. En cambio ellos están musicalmente comprometidos con esa transición 80-90s en la que el underground estalló. Desde el comienzo de «Hazlo Por mi», ese power-pop ágil, de distorsión y melodía dejan claro sus intenciones. En «Deja Vu» se palpa más la también importante base rítmica, si bien revela cierta limitación vocal a la hora de abordar tonos agudos.
Es imposible no ver el fantasma de Hüsker Dü en la urgencia y adrenalina de «Y tu, si quieres…» o la templanza que alumbró todo el rock alternativo en «Quédate tu el cambio». Y, aunque hay otras, la dupla «El tiempo lo dirá» junto a «Voy hacia el mar» son las mejores aproximaciones a Sugar hechas en castellano. Melodías perfectas, guitarrazos y guiños que nos remiten a las propias canciones de la banda, especialmente el cantante haciéndose coros y/o dándose réplica a si mismo. En cierto punto de la segunda casi nos parece oir a Mould queriendo salir a cantar «the act we act we under my skin».
Sin dejar de lado influencias, «Prefiero Seguir con Dudas» suena más a una versión alternativa de Bruce Springsteen, añadiendo un toque folk al indie-rock que les lleva a terrenos de Pearl Jam («Cosas que no puedes cambiar») o de The Gaslight Anthem. A los de New Jersey suenan definitivamente en «¿Crees que eso no significa nada?» por cierto, uno de los mejores temas del disco, con una rica melodía y elegantes arreglos. Y es que la música de Brandauer parece poder beneficiarse mucho de este tipo de detalles, ya que en contra tenemos cosas como sintetizadores que se oyen en varias canciones y en muy similar tono, que desmerecen el conjunto.
Tiene algo de raro escuchar tantos años después a un grupo realmente tan inclinado a recrear un sonido tan determinado. El problema, claro, es que ni son tan viscerales como Hüsker Dü, ni tan abrasivamente melódicos como Sugar y al final suenan como una versión madura de estas bandas, honesta aunque menos excitante. A esto hay que sumarle unas letras en castellano con algún que otro momento flojo, el cual se ve más realzado por una ecualización que da más protagonismo a la voz de lo debido según sus propios cánones. Al márgen de todo eso, estamos ante un debut sincero y lleno de buenas canciones.