Si existen bandas sin complejos en el indie británico actual, Art Brut son reyes de esta escena. Han sido capaces de coger las pautas de un género más bien oscuro (el post-punk) e incluso copiar la peculiar forma de meter voces sin cantar de Mark E. Smith. Así, podrían definirse para los no iniciados como una especie de cruce entre Blur, The Fall y hasta los Beastie Boys. Por heterogénea que pueda parecer esta mezcla el caso es que casi todas sus canciones son cortadas por el mismo patrón.
Tanto es así que resulta imprescindible comprender unas letras (algo no muy difícil dadas las caracteristicas vocales ya apuntadas) irónicas, llenas de tópicos de complejo de Peter Pan y referencias a la cultura pop. Generalmente de título autoexplicable, en «Dc Comics and chocolate milkshake» nos hablan de cosas de niño que siguen molando aunque rondes la treintena, en «Passenger» tratan el amor por el transporte público y sus ventajas. Por no hablar de sus divagaciones en torno al alcoholismo y las resacas que abren el disco con el potente single «Alcoholics Unanimous» y lo cierran al ritmo funky de «Mysterious Bruises».
Nuevamente, como si de unos Ramones del indie-rock se tratara nos hacen vibrar al ritmo de temas tan simplones como «Twist and South», al que sólo un efectivo riff y el omnipresente y siempre altisonante bajo otorgan un atractivo que ni siquiera arruina con su «lalala» intencionadamente desafinado. Y es que pocos más elementos les hacen falta, salvo pequeños y divertidos solos aquí y allá, si bien se salen un poco de tono «Summer Job» con ese toque surfero de new wave y sus coros, la estructura ligeramente más compleja y reflexiva de «Am I Normal».
Probablemente Art Brut nunca harán un disco del año pero mientras los que hagan mantengan este nivel de diversión tampoco nos quejaremos demasiado.