Nuevamente tenemos que referirnos a Underhill Records como sello portador de lo mejor del metal/hardcore/rock más agresivo. Y es que las promesas recogidas en aquel Waterloo se siguen confirmando. Les toca el turno ahora a Another Kind Of Dead que editan en este sello su segundo álbum. Su sonido, sin dejar de mostrarse metálico es el más tendente al hardcore de aquel cuarteto. Para ponernos en situación hablaríamos de los representantes patrios del sonido de Converge, Norma Jean o Botch, llámese noisecore, mathcore o lo que sea.
Con estos referentes, hay que esperar un oyente dispuesto a un viaje desesperado, paranoico y plagado de agresividad, tanto en las voces como en las embestidas rítmicas. Todo esto queda patente desde «The Rope», potente apertura que pone en estado de alerta alternando las voces rasgadas con otras más alarmantes. La cosa continúa en una tónica algo más cafre en «Venganza» con la voz ahogándose entre la suciedad de un hardcore muy rockista.
«Car Crash» demuestra una de las facetas más completas de la banda, donde de nuevo se juega a conjugar berridos con destellos en que la voz se muestra más normalizada y mil cambios de estructura, sin tampoco llegar a la esquizofrenia de unos Dillinger Escape Plan. Y es que el tono rockero que al final parece adoptar todo el mundo en esta escena (los ejemplos de Moksha o Moho ilustran el tema) parecen la vía más lógica de madurez en esto del hardcore.
«Golem» es uno de los temas con mayor pulso punk, aunque sea por su ligereza que a veces incluso nos hace pensar en las travesuras de Nick Oliveri en QOTSA y esas palmadas, aunque no hay que engañarse pues las texturas metálicas más lentas y desgarradas están a la vuelta de la esquina. Más noise rockero aguarda en «Long Distance Vision», ensordecido por los constantes riffs que esconden incluso melodías vocales de fondo.
La mayor sorpresa del disco llega con «..And I Choose You From Dead», un corte instrumental, tendente incluso al post-rock y sin demasiado toque metálico. Funciona a modo de intermedio y supone un acierto desde luego a la hora de romper con la monotonía. Así, el asalto protagonizado por «Spitfire» cobra más fuerza desde su comienzo marcado por las frenéticas baterías, que por cierto pone Jaime, también en Adrift. Si es que el mundo del metal extremo/experimental es un pañuelo en la capital madrileña.
«Electric Manifest» se adentra un poco más en el metal raudo, con tal vez los momentos de mayor melodía vocal del disco y riffs más típicos que inundan un clima no menos paranoico que el del resto. De hecho este es tono más solemne de la banda, que utiliza también «Cloudy Water», un adiós que acapara el mayor minutaje, sin siquiera llegar a los cuatro minutos.
No se puede mentir en esto, Sleepless Every Night no es un disco fácil, es un estallido prolongado en el que el oyente se ahoga y del que sólo se libera una vez terminado el último compás. Puede ser una buena prueba para ver hasta donde estás dispuesto a llegar en estos terrenos de las estructuras matemáticas y los riffs disonantes. Y tal vez te repugne, pero lo que hay que reconocer es que AKOD hacen ruido que no desmerece en nada al que se hace por aquellos países donde estos estilos cuentan con mayor aceptación.