En las engañosas aguas del indie nacional siempre ha habido dos facciones que conviven en el mundo del festivaleo. Estamos hablando del indie con vocación de masas (Lori Meyers, Love of Lesbian, etc.) que no deja de ser pop en español del de toda la vida con barniz brit. Y luego el indie de coartada más arriesgada -llámese más punk, experimental, o como se quiera-. Pocos han sido los grupos capaces de unir con éxito estos dos universos. Los Planetas fueron ese ente supremo. Triángulo de Amor Bizarro están en ello, aunque su tozudez ruidosa hace de resistencia.
Alborotador Gomasio, con «Luz y Resistencia», aspiran a colarse por ahí. No es de extrañar por tanto que hayan contado con Carlos Hernández a la producción, responsable de algunos éxitos de las dos bandas citadas y también de los de otras de espectro más mainstream. Un buen aliado para la nueva colección de canciones del cuarteto madrileño, la mejor y más matizada, aunque chirríe aún por la citada dicotomía. Un puñado de temas remiten puramente al indie-rock 80-90’s norteamericano y otros parecen salidos del cancionero más pulido de ya clásicos patrios como La Habitación Roja o Niños Mutantes.
Cierto es que uno de los temas que más ha roto sus moldes, ese pop con aires de post-punk ochentero, sintes incluidos, que es «Agosto, Bailando el Caos» resulta un single de candidez irresistible. También «El Final de la Tarde» con sus orquestaciones cumple una buena función como introducción al disco, pero en esta faceta más amable encontramos también las debilidades: el synth-pop de casiotone y batería electrónica de «Errores» es refrescante, pero totalmente desubicado; «EL Sitio donde Empezó Todo» se queda en agradable; y ese dramático cierre de «Gritan sus Nombres» parece estar de más como bonus track.
Pero pese a algún detalle que nos haga enarcar la ceja, «Luz y Resistencia» está lleno de energía, de punk-pop electrificado con retazos de shoegaze cósmico. Nos podríamos quedar un buen rato decidiendo si es más temazo «La Reacción Impotente», «Rodeados» o «Detrás de Mí», una santísima trinidad sonora de influencias que van desde Hüsker Dü a Nirvana pasando por Dinosaur Jr. y, como no, Los Planetas. Líneas vocales hiperpegadizas, marañas de dulce electricidad y ritmos que imprimen la urgencia de las mejores composiciones del libro de Bob Mould. Una fiesta para nuestros franelosos oidos.
Lo que queda busca un equilibrio, siempre estimulante entre ambos mundos. «Hacía el Vacío» recuerda a los primeros Teenage Fanclub, tan pop y sin embargo tan salvaje ese riff, siendo «Ciudades Muertas» su reverso tristón. Muestras de que además del indie-rock, el power-pop tampoco se les da nada mal. En oposición, «Parece que no Pasa el Tiempo» es el tema de sonido más adolescente del disco, quizá donde hay que buscar esa influencias tipo Modestia Aparte que a menudo les sacan.
«Luz y Resistencia» recoge un equilibrio buscado y abre un camino bifurcado para una banda que seguramente tendrá que decantarse más en el futuro. Aunque hayan descubierto trucos nuevos, nos quedamos con el buen puñado de temas más eléctricos, que aún podrían ser más himno si contaran con unas letras más concretas. Y es que «Luz y Resistencia» es un contenedor lo suficientemente evocador por sí mismo pero se agradecería un mayor arrojo en los temas tratados que quizá se intuyen, pero apenas se vislumbran.