Za y Au o Au y Za, dos maneras muy distintas de entender el noise y el avant garde. Los madrileños (Au) a golpe de ruido algo azaroso y los catalanes (Za) con uno de los conciertos más divertidos que se puede uno echar a la cara.
Antes de esta batalla amistosa de estas dos bandas colegas, los invitados dejaron el listón bastante alto. Thee Belvis Underground, con uno de sus mejores alias temporales (Cansei De Ser Belvis), demostraron una furia de noise rockero, con ritmo, sentido y orden en el desorden. Extraordinaria labor del bajista, también en Nudozurdo, como hilo conductor para que tuvieran mucha libertad las guitarras ruidosas y juguetonas.
Igualmente, el verdadero ruido (estridente) lo puso Manolo (el de Rosvita) con sus maquinitas y teclados. En su justa medida como la buena labor del guitarrista de The Joe K-Plan a la batería, (a pesar de algún fallo). En definitiva, una superbanda tan ruidosa y caótica como ordenada y sorprendente, por muy extraño que parezca toda esta definición.
El caso de Au es el contrario: caos, desorden y ruido, con unas cucharadas (pero muchas) de azar. Visualmente, su furia encima del escenario nos dejó bastante impactados, pero como ya nos pasó cuando ejercieron de teloneros de Lightning Bolt, su noise no pasa de ser unos cuantos ruidos creados según la fortuna aparece (siempre hablando desde el respeto a una banda muy querida en el entorno madrileño, que sobre gustos…).
Está claro que si le pusieran algo de orden al asunto, aprovecharían mucho unas virtudes bastante prometedoras (que las tienen, como su buen batería en aquella noche), aunque evidentemente ya no serían Au.
Como tampoco estaríamos hablando de un concierto de Za si no habláramos de un comienzo con » Buggamaistah, Spazzfrica Ehd y Papa Dupau vs Ceacescu», aunque en este caso con otro de los temas de su reciente disco «Macumba O Muerte», la asiática “Buenos Corceles (Eki Attar)». Con este comienzo, es muy difícil no llegar a resultar por lo menos divertido.
Por qué si de algo pueden enorgullecerse este trío catalán es de haber conseguido algo que pocos han conseguido: hacer del avant garde y el noise algo lúdico y festivo. Como para todos los públicos. Se alejan de los estereotipos con tan buen humor como buen gusto. Que si juegos locos de voces en «Doble Cobra», noise alocado entremezclado con un estribillo hooligan en «Que Viene Hammurabi», furia rockera para «Jony El Gordo», el africanismo de “Mobutu 1” e incluso la guinda jazz a flor de piel en “Mobutu 2” fueron ingredientes suficientes para salir todos contentos.
Pero es que antes de salir se montó bien gorda, con los miembros del grupo subiendo al público madrileño al escenario en volandas (literalmente… Incluso estuvimos a punto de presenciar alguna caída). Vamos una pasada de concierto que demuestra que cada vez que los vemos lo hacen mejor y más divertido.