Para la jornada del sábado de Youfest acudíamos con la alargada sombra del día lluvioso previo, dónde no acompañó nada la afluencia de público. En cuanto acudimos a los aledaños del segundo escenario para presenciar la actuación de Battles nos dímos cuenta que la cosa había cambiado en cuanto a la afluencia, e incluso pudimos contar con algo de calor y de luz solar.
De nuevo ocurrió esa dualidad en el cartel, a medio camino entre la mofa de frikis de Youtube y de directos tan interesantes como el de Battles por segunda vez en Madrid o el de unos Underworld que hacía demasiado que no venían a Madrid. Puntuales aparecieron Battles y se llevaron quizás el galardón a la mejor actuación de todo el festival, gracias a que tuvieron el tiempo de una actuación normal del combo (una hora y cuarto). El concierto nos lo sabíamos de su reciente paso por Madrid, Barcelona y Bilbao pero aún así salieron airosos con el concierto final de despedida (lo dijo el propio Ian Williams) del espectáculo que los ha ido acompañando con «Gloss Drop«.
Comenzaron de la mejor manera posible con «Africastle», en seguida aparecieron los momentos tropicales de «Dominican Fade», la visita virtual de Kazu Makino de Blonde Redhead para repetir una divertidísima «Sweetie and Shag» y la buena unión de material de «Mirrored» en «Atlas» y «Tonto» con la voz sampleada entremezclada con «Wall Street». Los otros dos grandes momentos vinieron con los invitados especiales en las pantallas: el hit que es «Ice Cream» cantado con Matías Aguayo (en versión freestyle por parte de Ian Williams) y una impactante «My Machines» con Gary Numan detrás. Aún así está claro que por encima de canciones y demás, el show que el trío ha conseguido hacer para sobreponerse a la marcha de Tyondai Braxton ha sido un sorprendente acierto que ni los mayores seguidores podrían haber pensado. Eso y que el metrónomo llamado John Stanier es ya de por si un espectáculo en si mismo.
De nuevo volvimos a la Gala Youfestera, la parte cómica y puramente festiva de la que hablábamos, para ver una sucesión de conciertos algo confusos entre sí. Quizás tendríamos que destacar el paso de dos cantantes de Opera ganadores de programas televisivos de su pais y sensaciones de Youtube: el británico Paul Potts y el coreano Sung Bong Choi. Sus actuaciones por separado terminaron uniéndose en un «Amigos Para Siempre» conjunto que desembocó en una salida sorpresa por parte de Los Manolos para españolizar el cierre de fiesta. Antes de ellos había aparecido otra sensación de Youtube como es Keenan Cahill, aunque el crio apenas apareció durante un par de minutos a hacer su numerito de lipsync.
Para cuando Rick Astley se subía al escenario el retraso con respecto a los horarios llegaba a la hora tarde, cosa que ya había pasado la jornada previa y que hizo que el ambiente se fuera arruinando un poco ante las dudas con los horarios. Astley aún así consiguió muchos vítores para cuando arrancó su corto set con «Together Forever» en versión con banda completa. Comienzo fuerte, claro, con una de las canciones míticas del padre del «rickrolling», que no consiguió mantener ni durante dos segundos, incluso tocando canciones nuevas. Rick es muy parado y tiene menos gracia encima del escenario que cualquier cantante de karaoke, así que al final apenas quedaba la intención de ver el «Never Gonna Give You Up» y esperar con paciencia a Underworld, aunque antes pudimos dar cuenta de un corto concierto de Neuman. La banda nacional practica un pop rock bastante plano pero a decir verdad bien ejecutado, aunque no se si llegaron a tocar quince minutos.
Lo de Underworld comenzaba casi a la hora que tenía que haber terminado, lo que nos hacía pensar en que el esperado show iba a durar realmente poco. Por suerte al final se cumplió la duración de una hora, insuficiente para el legado de este par de dj’s, pero suficiente para lo sonrojante de las actuaciones previas de Astley y compañía. Las ganas se palpaban en las primeras filas y «Rez/Cowgirl» habían colmado ya las expectativas de los fiesteros. La cosa no fue más que calentándose para todos, pero sobre todo para un Rick Smith que estuvo pletórico a los platos, teclados, guitarra y como un frontman sensacional. «Pearl’s Girl» siguió con el repaso de lo más granado de su repertorio, que cuando se relacionaba con álbumes como «Second Toughest in the Infants» o con la única visita a «Beaucoup Fish» que sucedió con «King of Snake».
Las piezas más recientes sonaron vigorosas y no aburrieron para nada, como por ejemplo sucedió con «Scribble», aunque quizás un set más largo del dúo (o trío en vivo) si que podría llegar a cansar sin un espectáculo asociado que permita vivirlo más. Está claro que ver a Rick era suficiente, pero suponemos que pasando de la hora de concierto y con un repertorio con temas muy recientes la cosa puede cansar. A nosotros no nos dio tiempo a cansarnos y para cuando había terminado el concierto con la inevitable «Born Slippy NUXX» (si, la de Trainspotting) el recinto se había convertido en una rave noventera por todo lo alto. Están en muy buena forma a pesar de los años.
Para cerrar la jornada pasamos a La Riviera, aunque ya tarde para ver únicamente la sesión larga de Diplo. El británico se marcó una sucesión de electro marca de la casa, entremezclando piezas tradicionales africanas y sudamericanas con bandas ya reconocidas como los propios Buraka Som Sistema o sus Major Lazer. Una fiesta sensacional ante una Riviera que, muy lejos del lleno, presentó una más que aprobada recepción.
El cierre corrió a cargo de Sak Noel el artífice de algún que otro hit que no creemos merezca la pena reseñar aquí, aunque afortunadamente antes pudimos pasar un rato gracioso con Keenan Cahill apareciendo en escena para cantar (si, cantar) una canción. El fin de fiesta bizarro que el festival necesitaba.
FOTOS: Isabel Álvarez Valcarce