A cada concierto que dan, más ratificados como uno de las mejores bandas bilbainas de la actualidad, seguimos opinando que a Yellow Big Machine les falta una pizca de melodías para no quedar en la anécdota del ruido y ponerse a la altura de sus grandes referentes locales, o sea, El Inquilino Comunista. Acompañados de diferentes proyecciones, unas marcas de la casa y otras vilmente saqueadas (lo mismo te ponían su cachondo vídeo animado de temática local que un documental sobre osos polares), basicamente se dedicaron a ruidear al personal a base del indie-rock ultracacharrero con grandes dosis de garaje, punk y grunge pero todo llevado a ese ruido que dominó su actuación como una constante.
Es la misma constante que puede provocar algo de linealidad y por ello alguna melodía o si acaso alguna voz más domesticada de vez en cuando podría terminar de aupar lo que ya es un concierto de nota. Esperamos en cualquier caso que «She Loves the Sound of Guitars», «Turn off the Light» o «Polar Bear» se conviertan en pequeños himnos de un resurgir noise-rockero en la capital vizcaína. Como si los hijos enfadados de Black Francis fueran de Bilbao.
Zapatotipobota propusieron un cambio radical basado en un pop electrónico bonito pero lánguido. Tanto que nos recordó a unos La Casa Azul con envoltura shoegazer. Pocas nueces, algunas, pero muy azucaradas.
