La familia Feiticeira acudimos juntos pero no revueltos a la presentación de Rubicone, el primer disco de otra pequeña familia, la de Dani y Ernest es Wann. Los de Barcelona llegaron a la capital para dejar un halo noventero. Sonidos contrastados de tendencia emo y melodías que cambian el ritmo repentinamente acompañados con voces estremecedoras.
Wann arrancaron con el tema que da nombre a su disco Rubicone, y para una servidora la más destacable del mismo, una incesante melodía de guitarra se sujetaba a los golpes de batería augurando la intensidad que prosiguió durante todo el directo. Después del apasionamiento de canciones como She’s a robot, llegó la calma con el tercer corte de su LP, Waiting dio suavidad pero terminando con los gritos de ambos miembros de la banda. Con You or nothing sólo bastaba con cerrar los ojos para preguntarse si la banda American Football eran los que estaban sobre el escenario, y es que es inevitable hacer referencia por la clara influencia. Pero no tuvieron que afrontar todo el concierto los dos solos, como están acostumbrados, sino que para ir terminando se le unió el bajista de Sons of Woods interpretando un tema nuevo. Y definitivamente como cierre otra canción que no está incluida en el disco, Eco Fighter.
Los responsables de empezar la fiesta, nunca mejor dicho, habían sido los madrileños Ulises Lima con el frenético ritmo que ya conocemos. Los primeros mejores momentos fueron con los cortes que abren sus dos últimos discos, Shame y Remember respectivamente. Con The river el público de la primera fila se desató y ya no recuperó el orden en todo el directo. Y es que con temas como The dolphin and the lion la tendencia emo de matices hardcore inducía al arrebato. Incluso hubo tiempo para recordar su primer disco con Madrid Hole, y culminaron después con Waiting for the summer.
El horizonte de la velada lo marcaron Buena Esperanza con una actitud que no coincidió con la calidad de sus grabaciones de estudio. Quizás el alto volumen que caracteriza al Wurlitzer no cuadraba demasiado con el inofensivo sonido de esta banda. Un correcto directo que sin querer despistó a los asistentes que se habían quedado con el subidón de adrenalina. Esperaremos a verlos de nuevo en acción porque su trabajo Pacifica de veras merece la pena.