En el marco del festival Transit, iba a presentar Standstill su esperado espectáculo musical «Rooom», que acompaña a su último trabajo de estudio «Adelante Bonaparte». Entrando al teatro Circo Price, se daba uno cuenta de que no era un concierto al uso lo que se iba a presenciar, todas las entradas numeradas por su asiento, presencia de acomodadores y tres pantallas en forma de tríptico en el escenario, mostrando el título de cada uno de los LP’s que iban a interpretar, formaban un ambiente muy «teatral».
Se presentaron todos los miembros del grupo a la vez (todos vestidos de oscuro, ya que la cromática había que cuidarla) posicionados delante de las pantallas, tras un día largo en el que tuvieron que pelearse con algunos inconvenientes como que se les cayera un proyector desde un quinto piso o que un técnico de sonido acabara en el hospital, según contó Enric a medida que avanzaba el concierto.
El espectáculo en el contenido no tiene grandes sorpresas, sabes las canciones que van a cantar y el orden: «Adelante Bonaparte» en riguroso orden cronológico. La primera parte («I.Algunos recuerdos significativos de B») avanzó con algún fallo técnico en las proyecciones (no fue el en el único bloque en el que hubo pequeños fallos, sobre todo entre canción y canción) en las que predominaban imágenes de la niñez con fuegos artificiales incluídos.
Con la versión más animada de «Adelante Bonaparte» arrancaba un segundo acto más entretenido e intenso, con menos interludios, en el que a través de imágenes surrealistas con caras de perros en personas nos hacía recorrer habitaciones llenas de gente entrabamos en su «Room», destacando «El resplandor» como uno de los momentos más penetrantes. Otro de esos momentos sin duda vino con el arranque del tercer bloque, en el que en una de las pantallas enfocaba un primer plano de Enric desde abajo, en directo y con una fogata en otra de las pantallas para hacernos sentir como en su habitación. Se iba poniendo el punto final al concierto, no sin antes sacar a relucir el trombón en «Elefante» con la silueta del trombonista, similar al famoso perfil de Alfred Hitchcock, por cierto.
Terminó en una gran ovación el espectáculo, con el público agradeciendo el buen sonido con el que se contó en todo momento, aunque ahí se echó en falta que no tocaran alguna canción más de otro disco para poner una nota más lúdica, aunque quizás no venía a cuento.
En definitiva, que siguen siendo Standstill, por tanto siguen haciendo cosas nuevas y de buena calidad, más allá de que te guste más o menos este lado más íntimo de
la banda catalana.
