Esquivias es una población relativamente pequeña, en Toledo, pero en la proximidades tanto de Madrid, como de la propia capital toledana, a la que no nos costaba excesivamente acercarnos en coche desde nuestra residencia en el Sur de Madrid, para colmar la curiosidad de ver lo que se cocía por allí, ya que habitualmente nos llegan noticias de buenos carteles en la localidad. Bastante más cerquita de casa estaba ésto de lo esperado. Media horita. Y aparcar el coche a la puerta del bar sin tener que pagar nada, algo bastante diferente de lo que ocurre en la capital, se agradece y mucho. El Casino Rock Bar, pues era eso, un bar, con escaso aforo, bastante estrecho, pero con buen sonido aunque con dos defectos para disfrutar un concierto plenamente. El primero, los horarios. Nothink no empezaron hasta la una. Y el segundo, el público residente, que por un lado es de agradecer que haya gente para sostener una idea así en un pueblo de las características apuntadas, pero por otro lado, tanta voz y tanta familiaridad, deslució la actuación de Nothink, por el sector por el que me encontraba, muchísimo. Con todo, un verdadero gusto que salgan adelante con una programación tan buena, ideas de este tipo, por otro lado, tan necesarias para el circuito de conciertos.
Nothink, vaya por delante, que sonaron muy bien, y no puede ponerse ningún pero a su actuación, en especial a Juan Blas, que como siempre y esta vez incluso más, se echó todo el peso del grupo a sus espaldas. Pero también tengo que decir que su anterior álbum, «Spotlights», me llamaba infinitamente más la atención que el que ahora están presentando, «Hidden State». Eso se notó en la intensidad con la que me llegan temas como los ya clásicos «Enemys meeting point» o «Polaroids», mucho más ruidosos de lo que son sus temas nuevos.
Toundra, bajo mi punto de vista, bueno, más bien de oído, sonaron demasiado altos. Había momentos en que la guitarra de Victor arrasaba con el personal. En ese aspecto sonaron mejor Nothink, con un volumen mucho más adecuado que el de Toundra, quizás también por nuestra ubicación. Pero la realidad es que eso no deslució en exceso el directo de una banda en franca buena forma. El set se inició con el comienzo de «II», concatenando los temas sin hacer pausas entre los mismos. Después de solucionar un problema técnico con el amplificador de Esteban, que acabó teniendo que sacar el sonido de su guitarra directamente por la PA, el concierto siguió mezclando temas de «II» con «Toundra», sin que se notará ningún tipo de altibajo en el mismo.
Ese es ahora el gran poder de Toundra, sobre sus primeros conciertos. Un set más amplio en el que ningún tema desmerece el repertorio, y en el que temas de su anterior disco como «Medusa» o «Bajamar», siguen siendo puntos clave en el mismo. Eso y que la banda ha ganado tablas, en el que el conjunto suena a bloque, y en el que todo el grupo, tiene campo para lucirse, en especial, en este concierto, Alex nos dió una lección de lo que es tocar la batería. La sensación después del concierto es que Toundra, nos gustaron y mucho, pero que nos supieron a poco, por lo que habrá que repetir en el Circulo de Bellas Artes el próximo 14 de enero. Toundra han crecido mucho en estos más de dos años ya que les llevamos siguiendo y lo mejor es que todavia se les ve con capacidad y ganas de ser aún más grandes, pero con la humildad de hacer llegar su música al público sin desdeñar ninguna oportunidad, como la de Esquivias, tanto ellos como Nothink, que venían de llenar la madrileña Sala Sol.
