Llevamos tiempo comentándolo, y parece que la cosa hasta va a peor. Si en Madrid seguimos quejándonos y quejándonos de salas es por algo, y desde luego queda claro que el Low Club no es para nada la solución. Si me dicen que diga el peor sitio de toda la comunidad de Madrid para disfrutar de un concierto, probablemente no hubiera tenido inicialmente esta discoteca como uno de los posibles, pero después de lo del otro día ya directamente lo afirmo.
Y es que tras estar en Siroco viendo el concierto de Morgana Vs. Morgana junto a El Agente Naranja, marcamos en la agenda una visita más al Low para ver a una de las bandas más interesantes que ha dado el underground patrio. Tras bastante tiempo sin verlos, las ganas de disfrutar del soul y del blues llevado a la propia versión de Tokyo Sex Destruction, era un perfecto fin de fiesta. O al menos, en principio lo era.
Si siempre nos hemos quejado de que la mitad de gente (por lo menos) que puebla el Low no es demasiado «agradable» en un concierto, que el escenario era paupérrimo y que se vuelve todo demasiado agobiante, ahora hay que confirmar todo eso y añadir que el escenario ahora en vez de paupérrimo es inexistente. Por un lado parecía que esto permitiría más movimiento para los músicos, pero más tarde comprobamos que lo único que sacamos en no verles nada en cuanto nos fuimos un poco hacía atrás (motivo por el cual directamente, abandonamos antes de que acabaran). De lo demás, pues poco que añadir. El ambiente sigue siendo bastante insufrible (también es comprensible que la mayoría de los que estuvieran allí ni siquiera supieran quienes estaban «encima» -es un decir- del escenario) teniendo que empujar a alguno para que no se nos pusiera delante, el sonido altísimo y confundido prácticamente con ruido puro y duro y como no, ¡¡¡Tercio de Heineken a 6 euros!!!
Con tanta queja, uno se olvidaba de comentar el concierto. Esperemos que sea fruto de que el sitio no era el adecuado por que no podemos decir otra cosa más que la decepción con Tokyo Sex Destruction fue mayúscula. Sobreactuados, demasiado ruido, apenas momentos destacables de sus obras más apreciadas de los «Le Red Soul Comunnitte», «The Big Red Box For The Syndicate» o «Black Noise Is The New Sound» como «Black Cold Heart» como mejor ejemplo (en el último caso). Hacia el final del concierto lo del sonido se mejoro y parece que la gente estuvo mucho más cercana a la actitud caótica de la banda, pero para los que les habíamos visto en alguna otra ocasión anterior sabemos que el directo de esta banda debe dar mucho más de si. ¡Por algo se han pateado Europa este año pasado de cabo a rabo!
Así que resumiendo, uno se tiene que pensar antes de nada el ir al Low a ver un concierto (por que como sala es lamentable, pero como cartel traen bandas de calidad innegable) y que Tokyo Sex Destruction nos deben una visita a Madrid en otro sitio, algo más apetecible.