La sala Shoko de Madrid ha abierto sus puertas como sala de conciertos hace realmente poco y realmente es una adición positiva para la oferta madrileña: sala espaciosa, escenario muy amplio, buena localización y atractivo cuidado. De aprobado alto fue el paso de los reunidos Throwing Muses por dicho recinto, alejados de notas altas pero todavía más de llegar al suspenso sobre todo gracias al inabarcable carisma de su líder Kristin Hersh.
Ante muy poca gente abría fuego Teitur, un chico de Islas Feroe de lo mas educadito que se centró primero en sus canciones en clave acústica y luego, entre canciones, en parlotear de la manera mas amigable y simpática. Aunque aquí no tengamos arraigada mucha tradición patriótica para nuestra comunidad autónoma o ciudad, nos gustó que un artista nos hable de las virtudes de nuestra ciudad.
El sonido de la sala Shoko es verdaderamente voluble según en que posición de la sala te encuentres. Si bien delante escucharas básicamente el ampli del músico que tengas enfrente comiéndose al resto, en la parte trasera lo escucharas todo mas emborronado pero con mayor equidad de volumen. Al menos eso les paso a Throwing Muses, quienes no estuvieron del todo a gusto y transmitiendo buenas sensaciones a pesar de contar un público que respondió fiel a esta oportunidad única de ver una de las bandas clave en el devenir del riot grrl y del rock alternativo en general.
El repertorio tampoco fue problema puesto que venían a presentar «Anthology», que reúne lo mejor de su cancionero. Allí sonaron fieras versiones de «Garoux Des Larmes», «Soul Soldier» o «Vicky’s Box» pasadas inevitablemente por la madurez que dan los años y la cada vez más áspera voz de Kristin. La cantante aún así mantuvo ese serpenteante y amenazante giro de cuello que siempre lleva consigo y esa rabia de ultratumba, que sobre todo fue acabando hacía el final.
Un buen repertorio, un buen grupo y un mejor legado, pero entre el sonido disperso y un ambiente muy frío por una afluencia baja de público mermaron lo que prometía ser el reencuentro perfecto con una de esas bandas noventeras a las que el tiempo ha dado la razón.