Bien, vale, que conste ante todo que si esta crónica se la asigno a These Arms Are Snakes es porque en efecto fueron el último grupo de la noche y por su mayor veteranía. Pero desde ya dejar claro que no fue su noche, mientras que Russian Circles se ganaron nuestros corazones, cosa que parece coincidir con lo que sucedió en el resto de fechas de su gira española.
El concierto en sí pintaba inmejorable, como pasa cuando se juntan estos carteles europeos con este tipo de bandas norteamericanas que todos sabemos, las que se mueven en ese espectro donde sólo parece caber calidad que es el sello Hydra-Head y paralelos. En 2008 Russian Circles ratificaban con «Station» la sorpresa que dieran hace un par de años y TAAS continuaban su línea ascendente con un pulido «Tail Swallower and Dove» que les hace más agradables a la escucha sin perder un ápice de complejidad.
Pues bien, comenzaron Russian Circles, que se presentaron como lo que son, un dúo guitarra/batería con el apoyo al bajo de Brian Cook, con lo que la gira conjunta les viene que ni pintada pese a hacer una música bien distinta. Si hay que ponerle pegas a su concierto sólo hay una, aunque bastante molesta; el humo. Si bien salas pequeñas y con columnas como es el caso no son lo mejor para la visibilidad, verse invadido del humo que sale del escenario. Vale si, comprendemos que pese a los pelos largos no son una banda de estadios, pero crear atmósferas a costa de gases lacrimógenos tampoco, por favor.
Y si hay que recrearse en esta pega no es sino porque la banda sonó perfecta, con la precisión del disco, demostrando en especial el guitarrista tremenda pericia al grabar sus propias rítmicas y reproducirlas en bucle con el pedal a la vez que toca otras cosas. El batería igualmente virtuoso levantando y bajando intensidad y velocidades con facilidad y el bajo, en un plano más oculto como era de esperar, pero en su sitio. Para los más recelosos del segundo disco, cerraron bocas centrándose en él. No creo que nadie tuviera pegas a tenor de las magistrales interpretaciones de «Youngblood» o «Versus». Fue breve, pero bueno.
En fin, con tal buen sabor de boca del «calentamiento» el listón estaba alto, pero bueno, These Arms Are Snakes son locura, ruido, acrobacias… todo indicaba que la cosa acabaría en un tono bien festivo. Pero parece que fue general que este paso de los de Seattle por España no ha sido el mejor. El sonido fue realmente malo, poco definido, lo cual para una banda tan precisa en el noise como son TAAS es un pecado.
Pero no sólo eso, los zumbidos, cortes y demás traqueteos estuvieron a la orden del día y arruinaron la batería de grandes temas que tenían preparados (aunque seguro de saber que iban a sonar mal hubieran elegido otros menos complejos). La sensación fue más bien de impotencia y ni siquiera el pintoresco vocalista Steve Snere tenía sus capacidades de alocado showman en la mejor de las formas. Aún con todo es su carisma casi terminal el que adecentó una suma total bastante deficitaria. Una pena, otra vez será.