Concierto «De Lunes» en la sala Joy Eslava de Madrid de la mano de Stephen Malkmus, uno de esos anti-rockstar que tanto nos gusta. Y digo «De Lunes» ya no sólo porque justamente empezábamos la semana, sino porque además parecía que la desgana típica del primer día de la semana se había instalado en una semivacía sala. Y también encima del escenario, que si no conociéramos esa manera de dar conciertos tan de estar por casa que tiene Stephen diríamos que esa gigantesca Joy Eslava a medio aforo fue quizás la razón de esa apatía de la banda con el público. Un precio de concierto bastante elevado para los tiempos que corren se juntó a un enero repleto de conciertos en la agenda madrileña, algo que celebraremos pronto.
Abrieron los nórdicos The Megaphonic Thrift precisamente ante apenas media centena de gente que en muchos casos se había preferido quedar en casa o en el bar, pero que en muchos otros se debió a una escasa información horaria por parte del promotor (en la propia entrada sólo aparecía 21:00 como indicio horario, aunque los teloneros salieron 45 minutos antes). Shoegaze interesante el que practican, pero a ver qué tal en un formato más acorde a su densa propuesta.
Luego llegó Stephen Malkmus con The Jicks a su lado, y aunque inicialmente le costó terminar de enganchar a un público que parecía bastante entregado a sus canciones y a su actitud no demasiado entusiasta, consiguió ir de menos a más en cuestión de ir desgranando su repertorio. Los conciertos de Stephen son precisamente volubles y cambiantes por definición, por el gusto propio de sus músicos a la hora de ejecutar un repertorio de canciones que cambia cada noche. Esto da, para bien y para mal, algo mágico y único cada noche.
Quizás el primer momento donde la cosa se fue tornando en algo mucho más cercano fue con «Cinnamon and Lesbians» de su reciente «Wig Out At Jagbags», del que sonó más de la mitad al completo: «J Smoov», «Houston Hades», «Planetary Motion»… Otro momento clave quizás vino de la mano de «Senator», bastante coreada por el público aprovechando el lado más melódico de Malkmus. El cierre de repertorio con «Baby C’mon» y «Stick Figures in Love» fue el tercer momento excepcional del concierto (bises aparte), por fin logrando una absoluta comunión entre el magnetismo destartalado del artista y un público que, aun sin parecer demasiado seguidor del cancionero en solitario del líder de Pavement, se mostró curioso y agradecido.
En los bises llegó el resumen perfecto del concierto, pues a Malkmus le dio por sacarse de la chistera un par de temas de Pavement, pero lo hizo de esa misma manera de andar por casa que decíamos. Sabíamos que no íbamos a tener precisamente un «Greatest Hits», pero comenzar con una «From Now On» que venía incluida en «Perfect Sound Forever EP» de Pavement. Una rareza que aun así hay que reconocer que encajaba perfectamente con ese leve giro al rock clásico que ha dado con el anteriormente citado nuevo trabajo. En mitad del bis coló alguna otra rareza que no logramos captar, para terminar cerrando con su habitual mezcla de «Highness Your Hopes» de Pavement y el «Starway to Heaven» de Led Zeppelin en modo jam. Digo habitual porque según las pesquisas que hoy en día nos facilita Internet es algo que suele estar presente en sus repertorios, pero desde luego que la versión de sendas canciones es de todo menos algo habitual. Algo a la orden del día: inicio respetando el pegadizo tema de Pavement, continuación con algún desvarío de guitarra, Stephen saltándose a la torera los cambios mientras el pobre batería trataba de seguirle con la mirada, risas y caras de estupefacción entre el resto de la banda en mitad de la parte de Led Zeppelin y un desajuste final que termina con Malkmus pidiendo perdón por su propia locura escénica. Un final impagable y que es espejo de ese magnetismo bizarro que inunda las habilidades de un artista que sigue muy vivo.
