Nunca tener más de lo mismo supo tan bien. Claro, es que hablamos de Standstill en directo, no de cualquier cosa.
Bueno a decir verdad si que está vez hubo unos cuantos cambios. El primero y el punto más clave, es la Joy Eslava: a Charades se le atragantó el sonido y eso nos dio miedo, pero para cuando Enric comenzó con «1, 2, 3 Sombra» ya era coser y cantar. Un gustazo poderlos ver en la mejor sala que tenemos en la capital, tras pasar por todas las salas posibles de Madrid. Se merecen ya pasar a La Riviera por aforo, pero por calidad los animamos a hacer un doblete en una Joy que les va que ni al pelo.
El otro factor importantísimo fue la duración del concierto: dos horas. A estas alturas no debemos conformarnos con mucho menos, pues hablamos de una de las discografías nacionales más imprescindibles actualmente. En el setlist esta vez nos volaron dos regalitos del «Standstill» que fueron «Por Todas Las Cosas» y «88:88», pero seguimos acordándonos de tantas y tantas canciones anteriores a «Vivalaguerra» que necesitan ese tiempo para contentarnos ya.
Como tercer motivo tenemos el del fin de gira de su reciente disco, con el festivo final de «1, 2, 3 Sol» o «Cuando», con globos, confeti y hasta con alguna que otra cuchara voladora (hay gente para todo, menos mal que no lanzaron vasos). Una manera muy grande de celebrar lo de la zanahoria de la que hablan en su nuevo DVD.
El resto es más de lo mismo. Un gustazo que así sea, claro. Un gustazo la versión de «Si, Quiero» (aún mejor si nos callamos), otro gustazo lo bien que encaja con su momento actual «Let Them Burn» y, como colofón, cómo «Vivalaguerra» ha triunfado en propios y extraños de manera aplastante.
Enhorabuena por todo, y que no decaiga standstillers. Y que tampoco decaigan Charades, que al igual que tras su reciente paso por La Boite no gozaron del sonido necesario para disfrutar de sus magníficas melodías. Para colmo, la gente (las primeras filas como poco) no parecía muy por la labor de acompañar a una de las mejores bandas de powerpop.